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Lo que no le han contado sobre el cáncer de mama (fragmento). Alfredo Embid.

Indice del Artículo:

Epidemiología y riesgos de cáncer.
Algunas pistas sobre las causas: La diferencia asiática.
Las causas conocidas del cáncer de mama:
- Cáncer de mama e historia familiar.
- El papel y los disparates de la genética.
- Epidemiología del cáncer de mama:
Los estrógenos y el cáncer de mama; Las tasas bajas de progesterona; Los abortos.
Los factores dietéticos: aumento de grasas saturadas, aumento de grasas poliinsaturadas trans, déficit de vitaminas A y betacaroteno.
El ejercicio.
El psiquismo.
El origen medioambiental: - El origen químico: * Pesticidas; Organoclorados;
Xenoestrógenos.
El origen radioactivo.
El origen electromagnético.
El origen médico. Yatrogenia:
Las hormonas de síntesis: DES; Anticonceptivos; Terapia hormonal substitutiva (menopausia): El tratamiento; El diagnóstico.

Partes puestas a disposición libro en internet.

La prevención.
El tamoxifeno.
- Quién está implicado.
Conclusión.


La "prevención":

Más vale no prevenir con tamoxifeno.

En 1998, concretamente en abril, todos los grandes medios de comunicación del planeta, desde el New York Times hasta Le Monde pasando por los diarios nacionales, lanzaban al unísono una misma noticia: "Se puede prevenir el cáncer de mama con el tamoxifeno".

La noticia iba apoyada por un estudio donde el tamoxifeno era presentado como reductor de la incidencia de cáncer de mama (118).

Ninguno mencionaba que se trataba de una vieja molécula, ni los múltiples estudios sobre su toxicidad confirmada como inductora de enfermedades cardiovasculares e incluso, paradójicamente, de cáncer.

Este es un ejemplo más del control que la industria médica posee sobre los medios de comunicación, que obedecen como la voz de su amo.

En septiembre de 1999, el tamoxifeno fue aprobado para su uso por parte de mujeres sanas con riesgo de contraer cáncer de mama. Con esta expansión del mercado, el uso del tamoxifeno podría dispararse a 7 mil millones de dólares sólo en los EE.UU. (119).

Y este es un ejemplo más del control que la industria médica posee sobre las instituciones gubernamentales.

Un ensayo sobre los efectos a largo plazo del fármaco tamoxifeno como preventivo del cáncer de mama fue interrumpido al poco de comenzar. Los investigadores descubrieron que no proporcionaba prácticamente ningún beneficio extra si se administraba a las mujeres durante más de cinco años (120).

Hay numerosos estudios sobre la toxicidad del tamoxifeno.

En un estudio escocés, los investigadores han descubierto que las mujeres que han tomado este fármaco durante 14 años tienen un riesgo más alto de desarrollar tromboembolismo. El grupo sin tamoxifeno, mostró un índice inferior de tromboembolismos: 2.2 por ciento, contra 2.8 por ciento en el grupo que tomaba el tamoxifeno (121).

Se han observado casos de una "revisita de la radiación", una reacción inflamatoria en una localización anteriormente irradiada en pacientes que tomaban tamoxifeno después de que se les extrajese un tumor y se les hubiese irradiado (122).

Se han descrito casos de daño hepático fatal y agranulocitosis (supresión de la médula ósea) tras tomar tamoxifeno. Los médicos del City Hospital en Nottingham, Inglaterra, descubrieron casos similares de fallo hepático (tres de ellos fatales) y otros cinco casos de hepatitis, uno fatal. Además, el Comité para la Seguridad de las Medicinas (Committee of Safety in Medicines) ha recibido otros 11 informes de complicaciones hepáticas, y 15 casos de problemas sanguíneos (123).

Pero hay cosas peores.

El tamoxifeno es cancerígeno:

El tamoxifeno es un anólogo estructural del dietilstilbestrol (DES) (ver apartado sobre este fármaco anteriormente citado). Al igual que el DES, induce modificaciones del ADN, lo que hace que "este fármaco sea poco recomendable en el tratamiento preventivo crónico del cáncer de mama" (124).

Hay varios informes de un aumento del cáncer de endometrio o cáncer de útero en las mujeres que tomaron tamoxifeno.

Un estudio sueco demostró que el riesgo de desarrollar cáncer de endometrio era mayor de lo que las investigaciónes iniciales habían indicado. El estudio, que siguió a las participantes durante nueve años, revela que 23 de las 1.372 pacientes seleccionadas al azar para tomar tamoxifeno, desarrollaron cáncer del útero en comparación con sólo 4 de 1.375 en el grupo de control. Esto representa un aumento del riesgo de cinco veces.


Otro estudio sueco de 1994 reveló que el fármaco podía provocar cáncer del útero tras un largo uso. El ensayo de Estocolmo, documentó un aumento en 6.4 veces de riesgo relativo (125). El riesgo fue, no obstante, descartado por Peto como "sin importancia" (126).

Un ensayo del National Surgical Adjuvant Breast and Bowel Project (Proyecto Nacional de Cirugía Adyuvante de la Mama y el Intestino) en los EE.UU. ha mostrado resultados similares tras cerca de siete años de seguimiento (127).

Stuart Nightingale, el comisario asociado para asuntos sanitarios en los EE.UU. afirma que existen nuevos datos que indican una posible relación con cánceres del tracto gastrointestinal (128).

Investigaciones posteriores de 1995 también han revelado una relación con el cáncer gastrointestinal (129).

Desde principios de los años 90 como mínimo, se sabe que el tamoxifeno es "un carcinógeno tremendamente agresivo para el hígado" (130). Induce tumores hepáticos altamente malignos en el 15% de las ratas (131) a dosis equivalentes a una dosis diaria de 20 mg, y en un 71% a la dosis más alta de 40 mg. (132, 133).

El estudio realizado por G.M. Williams encontró cáncer de hígado en el 43 por ciento de las ratas tras 6 meses tomando el fármaco. Si bien la dosificación (45.2 mg. por kg. de peso corporal y por día) fue muy superior a la que sería administrada a las mujeres (0.8 mg/kg/día), el estudio encontró que las dosis más bajas resultaron carcinógenas cuando se administraron durante períodos largos (134).

Los estudios iniciales han mostrado que las dosis equivalentes a las administradas a las mujeres producen tumores en el 11.5 por ciento de las ratas (135).

Esta evidencia experimental de su potente carcinogenicidad se ha confirmado por informes de casos de cáncer hepático entre 931 mujeres que recibieron 40 mg. de dosis de tamoxifeno en los ensayos de Estocolmo (136).

Debe hacerse hincapié, además, en que el seguimiento medio en los siete ensayos de tamoxifeno reportados fue sólo de 80 meses (137), aunque hubo mujeres sanas que tomaron el fármaco durante más de cinco años (138).

La ecuación riesgo/beneficio es particularmente negativa si una mujer está sana y le ofrecen el fármaco "por si acaso".

Por lo tanto, el tamoxifeno parece ser un carcinógeno humano mucho más potente de lo que admite actualmente el NCI. Como concluye el Dr. Epstein: "El Proyecto Tamoxifeno es una parodia de la ciencia y de la prevención del cáncer" (139).

A pesar de todas estas evidencias sobre la toxicidad del tamoxifeno y de otras, el Instituto Nacional del Cáncer norteamericano califica a su infame "ensayo de quimioprevención con tamoxifeno" de "prevención esencial del cáncer" (140). Este ensayo fue iniciado en mayo de 1992 por el NCI sobre 16.000 mujeres sanas con riesgo aumentado de cáncer de mama (141).

Os preguntaréis ¿Cómo no se os ha informado de todo esto?

Bueno, como en muchos otros casos que llevamos décadas denunciando, la información sobre los efectos secundarios de los medicamentos es muy distinta en España que en otros países.

Un buen ejemplo es el del tamoxifeno, cuya posibilidad de producir cánceres ha sido púdicamente omitida y disfrazada en los prospectos españoles.

Si pensáis que nuestra entrada en la UE nos otorga los mismos derechos que a los consumidores de otros países europeos estáis equivocadas.

El tamoxifeno, del laboratorio Zeneca, es comercializado como Nolvadex en España, al igual que en Inglaterra.

En el "British National Formulary", vademecum publicado por las muy ortodoxas y oficiales Asociación Médica británica y Real Sociedad Farmacéutica de Gran Bretaña en su edición nº 28 de septiembre de 1994, en la página 341 se reconoce que el tamoxifeno "aumenta los cambios en el endometrio (mucosa del útero), incluyendo hiperplasias, pólipos y cáncer," además de otros efectos secundarios como hepatitis, hígado graso, retinopatías, etc. Esta información no figura en los prospectos españoles del mismo producto y del mismo laboratorio.

A pesar de todo esto, Fernand Sauer, exministro de Sanidad francés y director de la Agencia Europea del Medicamento, y que dirige a un equipo de 2.300 personas, tiene el cinismo de afirmar que "los ciudadanos pueden estar tranquilos en cuanto a la seguridad de los fármacos que consumen", que "la Agencia conserva toda su independencia a la hora de aprobar las nuevas medicinas, a pesar de las presiones de los laboratorios", y que "los técnicos de la Agencia Española del Medicamento tienen una altísima cualificación, que enriquece al órgano comunitario" (142). ¡Menos mal que están tan cualificados!.

Podéis (y debéis) preguntaros ¿Cómo es posible que un mismo medicamento que supuestamente previene el cáncer, pueda ser vendido en dos países de la Comunidad Económica Europea ignorando en uno sus efectos cancerígenos reconocidos en otro?.

El tamoxifeno "aumenta cambios en el endometrio (mucosa del útero), incluyendo hiperplasias, pólipos y cáncer".

"British National Formulary"

Podéis preguntaros ¿Cúal es el grado de prostitución del Ministerio de Sanidad y de todos los organismos españoles que pagamos, supuestamente para que se encarguen del control y de la seguridad de los medicamentos que tomamos?.

Os preguntaréis ¿Qué hay detrás de todo esto?

Las mujeres también comenzaron a hacerse esa pregunta sobre el disparate de la prevención del cáncer de mama en los años 80.

Examinaron la "ortodoxia" de la investigación científica y encontraron que estaba dominada por hombres que tenían estrechas relaciones con industrias productoras de agentes carcinógenos. La investigación médica del cáncer se ha convertido en una poderosa industria.

Veamos algunos ejemplos. Las investigaciones sobre el origen químico del cáncer iniciadas en 1962 fueron boicoteadas en Estados Unidos por el proyecto de "hallar el origen vírico del cáncer", al que se desvió el dinero de los contribuyentes, conduciéndolo hacia nada (143).

Este cambio se efectuó bajo la administración del payaso Nixon en 1964, cuando su prestigio estaba siendo vapuleado por la evidencia de que no podían ganar la guerra de Vietnam. Y esto a pesar de estar cometiendo el mayor genocidio de la historia con más armas convencionales de las utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial por ambos bandos; a pesar de emplear armas químicas nunca utilizadas sobre las cosechas de alimentos vietnamitas, lo que es un crimen de guerra reconocido por los tribunales internacionales (144).

El proyecto fue un saco sin fondo que engulló millones de dólares para no producir nada. Bueno, no exactamente. No produjo la cura del cáncer ni encontró su origen vírico, como todos sabemos hoy. Pero todo el complejo industrial de investigación que se creó, incluyendo los investigadores, fueron reciclados en la nueva y floreciente industria del sida. La invención del origen vírico del sida en los años 80 revitalizó las inversiones y les dió además un sentido político y estratégico. Muchos de los cazadores de virus, como Robert Gallo o Antony Fauci, de ese programa son ahora los magnates de la nueva industria del sida (145).

En los años 80, el consejo de inspectores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center se componía de banqueros e industriales. Antes de convertirse en el director del Sloan Kettering Center, Leo Wade tuvo una extensa carrera como director médico de la Standard Oil de Nueva Jersey, y era miembro del American Petroleum Institute, la National Association of Manufacturers y la Manufacturing Chemists Association. Bajo el liderazgo de Wade, el Sloan Kettering Cancer Center nunca tomó partido por la prevención.

En 1990 (y durante unos años antes) el Panel Consultivo Nacional del Cáncer (un influyente grupo formado por tres miembros con acceso directo al Presidente, ahora llamado el Panel del Cáncer del Presidente) del Instituto Nacional del Cáncer de los EE.UU. estaba dirigido por Armand Hammer. Hammer, por las mismas fechas, también era presidente de Occidental Petroleum, una de las principales compañías contaminantes y productoras de sustancias químicas carcinógenas. Hammer anunció que iban a proporcionar una inversión de mil millones de dólares (del dinero de los contribuyentes) al presupuesto del Instituto Nacional del Cáncer; el objetivo era, como siempre, "encontrar una cura para el cáncer en los próximos diez años". Como siempre también, no se destinó ninguna cantidad a la prevención (146, 147).

Durante años, la investigación del cáncer de mama (concentrada en el National Cancer Institute de Bethesda, Maryland, EE.UU.) ha hecho hincapié no en la prevención, sino en la terapia y el tratamiento -detección temprana, más quimioterapia, más radiación, y más cirugía-. Este enfoque ha permitido a muchas mujeres sobrevivir a la enfermedad (la mayoría de ellas sin sus pechos), pero ha hecho poco o nada para prevenir la plaga que ha seguido aumentando.

Esta aproximación no preventiva ha sido promocionada de forma agresiva por el "Mes de Concienciación del Cáncer de Mama", una campaña anual que reaparece todos los meses de octubre, patrocinada por 17 organizaciones gubernamentales, profesionales y médicas.

El Mes de Concienciación del Cáncer de Mama se lanzó en 1985. Se "centra en educar a las mujeres sobre la detección temprana del cáncer de mama". El Mes de Concienciación del Cáncer de Mama ha promocionado el eslogan, "la detección temprana es tu mejor prevención", pero esto no tiene sentido, porque si se te detecta un cáncer ya es demasiado tarde para prevenirlo. El Mes de Concienciación del Cáncer de Mama, con toda la autoridad de las 17 organizaciones patrocinadoras, es una burla cruel contra las mujeres que distrae constantemente su atención de la auténtica prevención. Pero eso no es todo.

Este rentable invento se debe fundamentalmente a un conglomerado químico británico llamado Imperial Chemical Industries (ICI), ahora conocido como Zeneca Pharmaceuticals, que curiosamente es el fabricante del tamoxifeno. Vaya, vaya...

Según un informe (148) sobre el Mes de Concienciación del Cáncer de Mama (BCAM), "ICI-Zeneca ha sido el único patrocinador financiero de BCAM desde los comienzos del evento". En total, la compañía ha gastado "varios millones de dólares en el proyecto", según una portavoz. En compensación, al ICI-Zeneca se le ha permitido aprobar (o vetar) todos y cada uno de los pósteres, panfletos y anuncios utilizados". ICI-Zeneca paga y controla todos los anuncios de radio y TV, todos los folletos, toda la información relacionada con "Octubre: Mes de Concienciación del Cáncer de Mama" (149).

Además, ICI-Zeneca ha estado comprando sin parar clínicas del cáncer en toda América. Sus acciones se "pusieron por las nubes" a raíz de una oferta de adquisición por parte de Sandoz y Ciba-Geigy, dos de los fabricantes de fármacos más grandes de Suiza (150).

Ya en el Segundo Congreso Mundial sobre el Cáncer de Mama, para Zeneca Pharmaceutical Co., el cáncer de mama representaba 255 millones de dólares en ventas al año, del tamoxifeno, sólo en los EE.UU. (151). Y, como ya hemos dicho, cuando en 1999, el tamoxifeno fue aprobado para su uso por parte de mujeres sanas con riesgo de contraer cáncer de mama, esta expansión del mercado, supone que sus beneficios del uso del tamoxifeno podrían dispararse a 7 mil millones de dólares sólo en los EE.UU. (152).

El Mes de Concienciación del Cáncer de Mama fue inventado por Imperial Chemical Industries - Zeneca, una multinacional que produce productos contaminantes y fabrica el tamoxifeno.

¿Quién es Imperial Chemical - Zeneca?

Una compañia transnacional con ganancias de 14 mil millones de dólares que está entre los más grandes fabricantes de pesticidas, plásticos, productos farmacéuticos y papel del mundo.

ICI-Zeneca también es una de las principales compañías contaminantes. Por ejemplo, una de sus filiales canadienses de pinturas ha sido considerada responsable del 30 por ciento de todas las sustancias químicas vertidas en el altamente contaminado río St. Lawrence, que separa los EE.UU. de Canadá (153).

Menos conocido es el hecho de que ICI-Zeneca también fabrica pesticidas, al igual que otras compañías farmacéuticas como, por ejemplo, Rhone Poulenc (154). Concretamente, fabrica el acetochlor, un herbicida cancerígeno que, al igual que otros pesticidas organoclorados, se ve acusado, cada vez con mayor frecuencia, como factor causal del aumento del cáncer.

Las ventas anuales, a finales de los años 90, del tamoxifeno rondaban los 500 millones de dólares, mientras que las ventas del acetochlor eran de alrededor de 300 millones de dólares (155).

¡Qué maravilla! Por una parte, una compañía produce (y vende) productos cancerígenos, por otra, produce campañas de falsa prevención contra el cáncer para ocultar sus causas (de las que son en parte responsables) y venderos un medicamento que se supone os protegerá del cáncer de mama, pero que os puede producir cáncer de útero y de hígado. El rizo se ha rizado. Y en cada vuelta de tuerca ha producido millones de dólares para la industria químico-farmacéutica del cáncer a expensas de vuestra salud.

En consecuencia, el Mes de Concienciación del Cáncer de Mama revela la existencia de una evidente relación entre la industria químico-farmacéutica multinacional y las más prestigiosas instituciones de la investigación del cáncer en los EE.UU.

Por lo tanto, no es aventurado concluir que la falta de alternativas de prevención real del Mes de Concienciación del Cáncer de Mama no ha sido accidental. Las 17 agencias médicas y gubernamentales patrocinadoras del evento han aceptado el programa y el mensaje de los que mandan. En este caso, fundamentalmente (pero no exclusivamente, ya que la industria que vive del cáncer es mucho más amplia), la multinacional Imperial Chemical Industries - Zeneca.

Destaquemos que dentro de estas agencias está el propio Instituto Nacional de Cáncer de los EE.UU., lo cual es una buena prueba más de su "independencia" prostituida.

El cáncer de mama es sólo un ejemplo de cómo funciona la medicina industrial. El problema general es ¿Quién dirige la política del cáncer, la política médica y la política en general?. ¿Cómo y por qué se toman decisiones a nuestras espaldas?. ¿Cómo no se combate una epidemia, que en cualquiera de sus formas afecta a una persona de cada dos en algún momento de su vida?

Es evidente que algo va mal en una política que no invierte en la prevención del cáncer a pesar de su aumento.

El cáncer es una enfermedad que, en su mayor parte, debería poderse prevenir si las investigaciones e inversiones se centrarán adecuadamente. Pero eso implica un cambio radical del modelo de sociedad predominante.

El que podamos decidir depende, en primer lugar, de que tengamos la contrainformación necesaria sobre las mentiras que se pretende hacernos creer.

*Las referencias entre paréntesis figuran en el artículo.

 

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