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29 Noviembre 2011
Boletín Armas para Defender la Salud nº143
[http://www.amcmh.org/PagAMC/downloads/ads143.htm]

SIDA y la corrupción de la ciencia médica.

Celia Farber: periodista de investigación, una especie en vías de extinción.

Alfredo Embid


 

Celia es una escritora y periodista de investigación (una rara especie en vías de extinción dentro de la profesión) además de una persona documentada y valiente (algo todavía más raro de encontrar) que vive en la Ciudad de Nueva York.
Nos conocimos personalmente en Buenos Aires, Argentina, donde ambos fuimos invitados a dar conferencias en un encuentro sobre las hipótesis disidentes del SIDA, como Sísifo condenados a empujar la piedra hasta la punta de la montaña una y otra vez.
Desde el comienzo de la fraudulenta epidemia de SIDA/VIH Celia entendió la estafa y se alineó con los científicos disidentes al contrario que la mayoría de sus colegas más “prudentes”.



Su valentía le ha costado numerosos problemas e incluso ha tenido que plantear demandas legales contra algunos de sus agresivos críticos. (http://www.scienceguardian.com/blog/celia-farber-fights-back.htm)

Pero también ha recibido premios como el de la sociedad  Semmelweiss (http://rethinkingaids.com/tabid/110/Default.aspx)


Creado en memoria del Dr. Ignaz Semmelweis que en 1847, propuso la idea “absurda” en la época de que había que lavarse las manos para prevenir la transmisión de la fiebre puerperal que asolaba los hospitales, especialmente antes de atender los partos después de haber estado trajinando con los cadáveres en la sala de disección. Ser el pionero de la profilaxis le valió ser ridiculizado, despreciado y quedarse sin trabajo. Como persistió en seguir en sus trece y denunciar a sus colegas como irresponsables, finalmente fue internado en un manicomio en 1865 donde murió a consecuencia de los golpes de sus carceleros.
El crimen de Semmelweis fue el mismo que el de los disidentes del SIDA: haber cuestionado los dogmas médicos imperantes en su época.

 


[VIDEO]
Entrevista con Celia Farber
Subtitulos en español


http://www.mefeedia.com/watch/32129420

 

En la revista de Medicina Holística hemos publicado algunos de sus excelentes artículos desde 1993:

Farber Celia 

Critica: Simposium Internacional del Sida en Ansterdam. Perspectivas alternativas del Sida exploradas en Amsterdan. 

Revista Nº32 

1993

Farber Celia 

El Nacimiento Escandaloso del AZT. 

Revista Nº41 

1995

Farber Celia 

¿Sirven para algo los recuentos de CD4?. 

Revista Nº38 

1995

Farber Celia y Ruth Parne 

Criticas del libro “Positively false” (Positivamente falso) de Joan Shenton. 

Revista Nº53 

1999

Farber Celia 

Miedo y asco en Ginebra. 

Revista Nº54 

1999

 

También hizo una comprensible introducción a nuestro libro «Repensar el SIDA, entrevistas con los científicos disidentes». AMC Madrid 1994
Especial mención merece uno de los que publicamos sobre la aprobación fraudulenta del AZT como “medicina” contra el SIDA, que se convirtió en una auténtica licencia para matar.
“El nacimiento escandaloso del AZT”.
Artículo publicado en el número 41 de la revista «Medicina Holística». Editada por: Asociación de Medicinas Complementarias (A.M.C.) que aprovechamos para poner a disposición pública en nuestra web. Puedes leerlo en el siguiente enlace.
http://www.amcmh.org/PagAMC/articulos/Rev41/articulo_azt_celia_farber.pdf
Su intervención en el «congreso de Argentina» está disponible en la colección de vídeos que hemos editado, que recogen estas jornadas en su totalidad.
También aparece en varios de los reportajes de Meditel sobre el SIDA que hemos traducido en la AMC:



 Enbuscadesoluciones.SidaenÁfrica.
 Latrampadelsida. Joan Shenton
Documental que retoma la pista del Sida y va incluso más allá sosteniendo que el Sida, tal y como lo conocemos, puede no ser infeccioso.
AZT, un asunto inquietante. Joan Shenton
Documental que demuestra que el AZT es un asesino celular inespecífico: produce Sida, además de cáncer y otras enfermedades graves.
2 DVDs.

Celia Farber ha hecho un video de homenaje a Cristine Magiore titulado Mom (en inglés) que puedes ver en: http://vimeo.com/8416411


En este boletín publicamos su polémico artículo “Fuera de Control. SIDA y la corrupción de la ciencia médica” originalmente publicado en la conocida revista Harper's Magazine. La traducción española ha sido hecha por el Ing. Alberto Loza y ha sido publicada gracias a la asociación mexicana http://www.monarcasmexico.org/monarcas.htm

Por este artículo Celia Farber ha tenido el honor de ser criticada por el famoso mafioso Dr. Robert Gallo y defendida por los Drs Roberto Giraldo y Etienne de Harven cuyo artículo superdocumentado incluimos también en este boletín 

Celia Farber otros artículos en inglés:
http://www.rethinking.org/aids/CeliaFarber.html

VIDEO Celia Farber Interview NY 2007 (en inglés)
Celia Farber. by Priscilla Bertucci
http://vimeo.com/3816716

Celia Farber - Image of ''AIDS'' More Important than Truth by Ricci
http://vimeo.com/26213529http://www.naturalnews.tv/v.asp?v=24EB97A8BFADBFE853A65345ED11B146


LIBRO:
Serious Adverse Events: An Uncensored History of AIDS
Celia Farber
Melville House Publishing (mhpbooks.com), 2006
Review by Mike Pursley

 

Fuera de Control
SIDA y la corrupción de la ciencia médica
Por Celia Farber

Joyce Ann Hafford era una madre soltera que vivía sola con su hijo de trece años, Jermal, en Memphis, Tenessee, cuando supo que estaba embarazada de su segundo hijo. Trabajaba como representante de servicios al cliente en una compañía llamada Centro de Llamadas CMC; su hijo era un estudiante modelo, un atleta y músico. En Abril de 2003, Hafford, con cuatro meses de embarazo, fue conminada por su obstetra a realizarse una prueba de VIH. Ella estuvo de acuerdo, a pesar de que estaba saludable y no tenía motivo por el cual pensar que podría resultar VIH positiva. El resultado de la prueba surgió positivo, sin embargo Hafford solo fue analizada una sola vez, y no sabía que el embarazo por si mismo puede ocasionar un falso positivo en el análisis de VIH. Su primer pensamiento fue sobre su hijo no nato. Hafford fue remitida inmediatamente a un especialista el SIDA/VIH, el Dr. Edwin Thorpe, quien resultó ser uno de los investigadores principales reclutando pacientes para una prueba clínica en el Grupo Médico de la Universidad de Tenessee la cual era patrocinada por la división de SIDA (DAIDS) – la rama en jefe de la investigación de HIV/SIDA dentro de los Institutos Nacionales de Salud.
El objetivo de la prueba, PACTG 1022, era comparar las “toxicidades limitantes del tratamiento” de dos regímenes de drogas anti-VIH. Las drogas principales comparadas eran nelfinavir (nombre comercial Viracept) y nevirapine (nombre comercial Viramune). Para ese régimen, en cada rama, dos drogas más fueron agregadas- zidovudine (AZT) y lamivudine (Epivir) en una combinación comercial llamada Convivir. PACTG 1022 era una prueba de “seguridad” así como una prueba de eficacia, lo cual significa que mujeres embarazadas eran utilizadas como sujetos de investigación para indagar “la seguridad” y además la prueba se realizaba en  los límites superiores de la toxicidad soportable. Dadas las creencias reinantes acerca de la patogenicidad  del VIH, tales pruebas son normalmente lo habitual, especialmente el la era post 1994, cuando el AZT fue loado por reducir las tasas de transmisión de madre a hijo.
La meta de PACTG 1022 era reclutar al menos a 440 mujeres embarazadas a través de la nación, de las cuales 15 fueron enroladas en el Grupo Médico de la Universidad de Tenessee. El plan era asignar a los participantes del estudio a uno de los dos grupos, con cada uno recibiendo tres drogas para VIH, iniciando tan temprano como a las diez semanas de gestación. De las cuatro drogas en el estudio, tres pertenecen a la categoría “C” de la FDA, lo cual significa que la seguridad tanto para la madre como para el feto no ha sido adecuadamente establecida.
Joyce Ann Hafford tenía treinta y tres años y siempre había sido saludable. No mostraba señal alguna de los marcadores clínicos asociados con SIDA- sus conteos CD4, los cuales miden los linfocitos que se usan para indicar que tan fuerte es el sistema inmune de una persona, y el cual se cree que el VIH corroe lentamente, estaban en su rango normal, y ella se sentía bien. A principios de junio del 2003, ella fue reclutada en la prueba y en junio 18 tomó su primera dosis de las drogas. “Ella se sintió muy enferma inmediatamente”, recuerda su hermana mayor, Rubbie King. “Dentro de setenta y dos horas, tuvo una severa erupción, múltiples ronchas en toda su cara, manos, y brazos. Esa fue la primera señal de que había un problema. Le dije que llamara al doctor y lo hizo, pero solo le dijeron que aplicara crema de hidrocortisona sobre ellas. Después supe que una erupción es una señal muy mala, pero ellos no parecieron alarmarse en lo absoluto.”
Hafford estuvo en el régimen de drogas por treinta y ocho días. “Su salud empezó a deteriorarse desde el momento en que inició la toma de las drogas,” dice King. “Estaba en dolor permanente, constantemente vomitaba, y finalmente llegó al punto en que lo único que podía hacer era estar recostada.”

Las hermanas ocultaron las noticias del análisis de VIH y la prueba en si a su madre, y la propia Hafford atribuía su enfermedad y nauseas al hecho de estar embarazada. Ella era una persona animosa, una mujer sin reclamos, y estaba convencida de su suerte por estar dentro de esta prueba. “Ella me dijo, ‘Nel’ –así me llamaba- ‘Tengo que someterme a esto, no puedo permitir que mi bebé adquiera este virus.’ Yo dije, ‘Bien, yo entiendo eso, pero tu estás terriblemente enferma.’ Pero ella nunca expresó temor ya que pensó que esto iba a prevenir que su bebé fuera VIH positivo. Ella ni siquiera sabía que estaba en problemas.”
El 16 de julio, en su examen programado, el doctor de Hafford tomó nota de la erupción, la cual  “generaba prurito y era macular-papular,” y también observó que ella sufría de hiperpigmentación, así como de nauseas, dolor, y vómito. Para este momento todo lo que ella podía retener era alimento enlatado Ensure. Tomaron muestras de sangre para análisis de laboratorio, pero no se le retiró de la prueba de drogas, de acuerdo a documentos legales así como a los memorados internos del NIH.
Ocho días más tarde, Hafford fue al Centro Regional Médico “completamente sintomática,” lo cual los documentos legales caracterizan como incluyendo: “ojos amarillos, sed, obscurecimiento de los brazos, cansancio, y nausea sin vómito.” También tenía latido de corazón acelerado y dificultad para respirar. Se tomaron análisis, y fue enviada de regreso a casa,  todavía con las drogas. El próximo día, 25 de julio, Hafford fue llamada al hospital después de que sus resultados de laboratorio de nueve días anteriores fueron finalmente revisados. Ella fue internada en la Unidad de cuidados intensivos del hospital con “necrosis aguda y sub aguda del hígado, resultado secundario de la toxicidad de la droga, falla aguda renal, anemia, septicemia, separación prematura de la placenta,” y amenazaba de “labor de parto prematura.”
Finalmente se le retiraron las drogas pero para ese momento ya perdía la consciencia. El bebé Hafford, Sterling, fue parido por cesárea el 29 de julio, y ella permaneció consciente no lo suficiente como para tomarlo entre sus brazos pero al menos sí para verlo y saber que había tenido un niño. “Bromeamos sobre ello un poco, cuando ella aun entraba y salía de consciencia en la unidad de terapia intensiva,” Rubbie recuerda. “Yo le dije, ‘Hablaste tanto de mi durante tu embarazo, que el bebé es idéntico a mi.”’ Las últimas palabras de Hafford fueron su solicitud de que se le colocara un tubo para respirar. “Ella dijo que pensaba que un tubo para respirar podría ayudarla,” dice Rubbie. “Esa fue la última conversación que tuve con mi hermana.” A primera hora del 1° de agosto, Rubbie y su madre recibieron una llamada para que fueran al hospital, porque los doctores no le encontraban pulso a Hafford. Jermal dormía, y Rubbie despertó a su propia hija para instruirla que no dijera nada a Jermal aún. Fueron al hospital, ya ahí pasaron unos 10 minutos antes de que Joyce Ann muriera.
Rubbie recuerda que el personal del hospital dijo que ellos la limpiarían antes de dejarlos con ella. Ella también recuerda a un doctor que les pidió el número telefónico de casa y les dijo en secreto “Tienen ustedes un caso legal.” (Esa persona no ha resurgido.) No habían acompañado al cuerpo de Hafford por mucho cuando un oficial del hospital entró y le preguntó a la familia si deseaban que se le realizara una autopsia. “Dijimos que sí, realmente lo queremos,” dice ella. El oficial del hospital les dijo que solo podría ser con costo para ellos- un costo de $3,000.” Dijimos, ‘No tenemos $3,000.’ Mi hermana no tenía seguro de vida ni nada,” dice Rubbie. “Ella tenía seguro de salud estatal, y nosotros ya de por si estábamos preocupadas por conseguir dinero para su funeral.”
Como consecuencia, no se realizó autopsia. Hubo una biopsia de hígado. Sin embargo, la cual reveló, de acuerdo a los comunicados internos del personal de DAIDS, de que Hafford había muerto por fallo hepático provocado por la toxicidad de la nevirapine.
¿Y qué se le dijo a la familia acerca de la causa de muerte?
“¿Cómo nos lo plantearon?” Rubbie responde, cautelosa. “Nos dijeron cuan segura la droga era, jamás atribuyeron su muerte a la droga particularmente, en lo más mínimo. Dijeron que su enfermedad, SIDA, debió haber progresado rápidamente.” Pero Joyce Ann Hafford jamás tuvo SIDA, o nada aún en la escala diagnóstica del SIDA. “Se lo dije a mi madre cuando salíamos de ese lugar esa mañana,” Rubbie recuerda, “Yo dije, ‘Algo está mal.’ Ella dijo, ‘¿A qué te refieres?’ Yo dije, ‘Por un lado nos dicen que esa droga es muy segura, por el otro lado nos dicen que van a monitorear a los otros pacientes más cercanamente. Si su enfermedad estaba progresando, pudieron haber cambiado el medicamento.’ Yo sabía que había algo mal en su historia, pero yo simplemente no atinaba en lo que era que estaba mal.”
Cuando llegaron a casa esa mañana, le revelaron las noticias a Jermal. “Yo creo que lloró todo el día cuando le dijimos,” Rubbie recuerda. “Mi madre había tratado de prepararlo. Dijo ella, ‘Sabes, Jermal, mi madre murió cuando yo era muy joven,’ pero él simplemente estaba devastado. Esos dos eran como dos chícharos en vaina. No se les podía separar.” Más adelante Jermal empezó a consumirse con la preocupación del cómo enterrarían a su madre, para lo cual no tenían ahorros.  La comunidad entró al rescate, y Hafford fue sepultada. “No he podido ser capaz de regresar a su tumba desde que falleció.” Dice Rubbie.

A Rubbie King la asechan muchas preguntas, incluyendo el si su hermana realmente estaba infectada con VIH, [1] y también cuál podría ser el daño a largo plazo para Sterling, a quien Rubbie ahora cría, junto con Jermal y su propio hijo. Sterling, además de la exposición intra-uterina a las drogas, también fue tratado con un régimen de ocho semanas con AZT. Una de las razones por las cuales la familia sospecha que Hafford fuera un falso positivo es que el Hospital Infantil de Investigación St. Jude’s no ha liberado el expediente médico de Sterling, y a pesar de que se les ha dicho que ahora  es VIH negativo, jamás tuvieron evidencia de que siquiera hubiera sido positivo al nacer. (Todos los bebés nacidos de una madre VIH positiva nacen positivos, pero muy comúnmente resultan negativos dentro de las ocho semanas posteriores a su nacimiento.)
A la familia de Hafford jamás se le dijo que hubiera muerto por toxicidad de la nevaprine. “Ellos jamás dijeron eso. Jamás supimos de que había muerto hasta que recibimos la llamada de John Solomon (Reportero de AP), y nos envió el reporte,” dice Rubbie King. “Era más fácil aceptar que había muerto de una enfermedad letal. Eso era más fácil de manejar.” La familia ha interpuesto una demanda por $10 millones en contra de los doctores que trataron a Hafford, El Grupo Médico de Tenessee, Hospital Infantil de Investigación St. Jude’s, y Boehringer Ingelheim, el fabricante de la droga.[2]
Rubbie King hizo un último hallazgo inquietante al revisar el expediente médico de Hafford: además de descubrir que a su hermana solo se le había realizado una prueba única de VIH, también se encontró con una forma de consentimiento de quince páginas, sin firmar.
El 8 de agosto, 2003, Jonathan Fishbein, quien había recientemente tomado el puesto de director  de la Oficina para Políticas en Operaciones de Investigación Clínica  en DAIDS, escribió un correo electrónico a su jefe, el director de DAIDS Ed Tramont, alertándolo acerca de “hubo una falla hepática fulminante resultando en la muerte” en una prueba de DAIDS y que parecía que “nevirapine fue la probable culpable.” El dijo que la FDA había sido informada. El se refería a Joyce Ann Hafford. Tramont le respondió electrónicamente, “¡ay!. ¡No hay mucho que podamos hacer acerca de los doctores tarados!”
Este intercambio de correos electrónicos surgió a la luz en diciembre del 2004, cuando el reportero de AP John Solomon reveló la noticia de que Fishbein buscaba protección para delatores, en parte porque había rechazado levantar la reprimenda a un oficial del NIH que había enviado a la FDA un reporte de seguridad concerniente a la prueba de DAIDS que había lanzado al uso mundial de nevirapine para mujeres embarazadas. El estudio fue llamado HIVNET 012, y empezó en Uganda en 1997.
Los comunicados internos de DAIDS dentro de las fechas de la muerte de Hafford dejaban muy claro que los doctores sabían que había muerto por toxicidad de nevirapine.
La respuesta de Tramont a Fishbein sugiere que él pensó que la responsabilidad podía fijarse concretamente en los doctores de Hafford, pero fue propiamente el NIH el que concibió la prueba como una que probaba “toxicidades limitantes del tratamiento” de drogas para VIH en mujeres embarazadas.
La conclusión del equipo de la prueba PACTG 1022 fue publicada en el jornal JAIDS en Julio de 2004. “La prueba fue suspendida,” reportan los autores, “debido a toxicidad mayor a la esperada y cambios en la información para la prescripción.”
Ellos reportaron que dentro del grupo con nevirapine, “un sujeto desarrolló falla hepática fulminante y murió, y otro desarrolló el síndrome de Stevens-Johnson.” El síndrome de Stevens-Johnson es nectrólisis de la piel- una reacción tóxica severa que es similar a quemaduras internas de tercer grado, en la cual la piel se desprende del cuerpo. Otro artículo, intitulado “Toxicidad con Nevirapine Continua en el Embarazo: Resultados de PACTG 1022,” presenta los resultados en diagramas, con gráficos artísticos. Una pequeña ilustración del hígado de Hafford flota en una caja mostrando algo que parece  una laceración  enorme recorriéndole. Cuatro de las mujeres en el grupo de nevirapine desarrollaron toxicidad hepática.
Mientras Terri Schiavo yacía en su catorceavo año de estado vegetativo persistente, y la nación erupcionaba en una ópera moral clásicamente Americana, acerca de la santidad de la vida, La historia de Joyce Ann Hafford solo apareció brevemente- acompañada por una foto de ella sosteniendo una rosa roja en un artículo que también fue escrito por el reportero de AP John Solomon. Pero pronto un coro de condenación surgió en contra de aquellos que sensacionalizaban la muerte de Hafford y la creciente controversia HIVNET para condenar a la nevirapine, la cual había sido etiquetada por la industria del SIDA como droga “salvadora de vidas” y una “herramienta muy importante” para combatir al VIH en el Tercer Mundo.

Los así llamados activistas comunales del SIDA, resortearon como pájaros cucú salidos del reloj del abuelo a la hora asignada para afirmar el catecismo inamovible del SIDA: Las drogas para el SIDA salvan vidas. Sugerir algo en contra es poner en peligro a millones de bebés africanos. Al frente y en el centro estaban organizaciones como la Fundación Pediátrica de SIDA Elizabeth Glaser, la cual exaltaba  la importancia de la nevirapine. Los defensores de la nevirapine de Elizabeth Glaser aparentemente no se encontraron con ningún profesionista de medios que supiera, o le importara, que la organización había recibido $1 millón del fabricante de nevirapine, Boehringer Ingelheim, en el 2000. [3] Esto no fue ningún escándalo sino simplemente parte del paisaje. Las compañías farmacéuticas financian a las organizaciones para el SIDA, las cuales en retorno son citadas sin crítica alguna en los medios acerca de cuantas vidas son salvadas por sus drogas. En esta oportunidad las organizaciones del SIDA fueron reunidas por ni más ni menos que la Casa Blanca, la cual estaba en vías de promover un programa mayor para hacer que la nevirapine fuera disponible a todo lo largo de África.[4]
Los Estados Unidos de Norte América es un lugar en el cual la gente rara vez dice: ALTO. Cosas extremas y antinaturales ocurren todo el tiempo, y nadie parece saber como aplicar los frenos. En esta era muscular, del yo-puedo, estamos particularmente predispuestos a las seducciones de la industria farmacéutica, la cual ha comercializado exitosamente su arsenal eternamente creciente de drogas como si se tratase del  más reciente derecho americano. La palabra alertante es “acceso,”  la cual tiene la ventaja de atajar la pregunta acerca de si las drogas verdaderamente funcionan, y de inmediatamente obviar la pregunta acerca de si son remotamente seguras. Esta situación ha tenido ramificaciones particularmente trágicas en la frontera entre la clase de americanos con buena póliza de salud, los cuales son esencialmente consumidores de bienes farmacéuticos, y aquellos sin seguro, algunos de los cuales obtienen drogas “gratis” con una condicionante significativa adherida: Acceden a que se experimente en ellos. Esta gente, conocida en la industria como “reclutas”, es enganchada mediante doctores directo de las clínicas e incluso reclutadas en Internet, hacia la industria farmacéutica y la red gubernamental de pruebas clínicas, miles de las cuales han surgido en años recientes a lo largo de la nación y del mundo. Tales estudios ayudan a mantener la imagen cuidadosamente cultivada de preocupación benigna, de caridad y progreso, mientras al mismo tiempo alimentan las fábricas experimentales de las cuales emergerán las nuevas drogas del momento. “Yo les llamo por su nombre: experimentos humanos,” dice Vera Hassner Sharav, de la Alianza por la Protección de la Investigación Humana en la ciudad de Nueva York. “Lo que ha ocurrido a través de los últimos diez a quince años es que las utilidades en la medicina se transportaron del cuidado de pacientes hacia las pruebas clínicas, las cuales son una gran industria ahora. Todos los involucrados, excepto el sujeto, hacen dinero de ello, como una cadena alimenticia. En el centro de ello está el NIH, el cual en silencio, mientras la gente no miraba, acabó siendo socio de la industria.”
Para junio del 2004, el Instituto Nacional de Salud (NIH) había registrado 10,906 pruebas clínicas en noventa países. El tamaño de estas pruebas, que abarcan desde los cientos hasta más de 10,000 personas para un solo estudio, crea un gran mercado para los participantes de estas pruebas, los cuales son motivados por distintos factores en distintas sociedades pero generalmente por alguna combinación de la promesa de mejor atención de la salud, atención prenatal, acceso “gratuito” a las drogas, y frecuentemente- especialmente en los EEUU- pagos en efectivo. Los doctores participantes, a los cuales los ingresos por el cuidado de pacientes les han sido mermados en años recientes debido a restricciones de las compañías de seguros, incrementan sus entradas reclutando pacientes.  El Dr. Jonathan Fishbein no es ni cercanamente un agitador de masas. Pero es un apasionado defensor de  “El buen desempeño clínico”, o GCP (Good clinical practice por sus siglas en inglés), un conjunto de normas internacionales que fueron adoptadas en 1966, al tiempo que surgía el éxito de  la investigación en pruebas clínicas. El manual de GCP estipula: “El cumplimiento de este estándar provee la seguridad pública de que los derechos, y bienestar de los sujetos sometidos a prueba están protegidos, siendo esto consistente con los principios que tienen su origen en la Declaración de Helsinki, y asegura que los datos de la prueba clínica sean creíbles.”  Durante la década previa a su arribo al DAIDS, Fishbein había supervisado y asesorado en cientos de pruebas clínicas para casi todas las compañías farmacéuticas. Fishbein sabía, antes de tomar su puesto como director de la Oficina para las Políticas en Operaciones de Investigación Clínica en el DAIDS,  que había un estudio problemático que ensombrecía a toda la división. Se suponía que nadie debía hablar del tema, pero se respiraba fuertemente en el aire. “Algo tenía que ver con Uganda, es todo lo que sabía”, dice él. Había una prueba situada allí, una prueba grande, que había sido plagada por “problemas,” y había también muchos comentarios acerca de un empleado en particular conectado con esta prueba que requería de ser disciplinado. Pronto descubrió cuan mala era la situación. “”El asunto de HIVNET,”recuerda, “me golpeó con la presión de agua de una manguera contra incendios cuando me adentré en ello.”
El puesto de Fishbein era nuevo. “Sonaba como un puesto muy importante,” dice. “Yo debía supervisar las políticas que gobernaban todas las operaciones de investigación clínica, tanto de manera interna como foránea.” Se le dijo que tendría la autoridad para “hacer o no hacer” sobre las pruebas individuales. No pasó mucho tiempo antes de que Fishbein se diera cuenta de que él, de hecho, había tomado un puesto que era el equivalente a llegar a pilotear un avión que ya estaba en el aire. “Ellos tenían todas estas pruebas ya efectuándose, y cientos de millones de dólares entrando cada año, pero aparentemente no había una sola persona en la alta dirección que realmente tuviera experiencia clínica – que supiera de todos los problemas, reglas, y regulaciones en la conducción del día a día de las pruebas médicas.” El DAIDS, cuando Fishbein llegó a trabajar ahí en el 2003, llevaba a cabo 400 pruebas experimentales tanto en los EEUU como en el extranjero.
Una oficial de proyecto del DAIDS cercano al estudio HIVNET cerró su puerta cuando tuvo su primera reunión con Fishbein. Ella también había llegado del sector privado, así que ella y Fishbein compartían la desilusión con respecto a la mala calidad y caótica que era la cultura de investigación dentro del gobierno en comparación con la industria. “Realmente estoy espantada de las cosas que pasan aquí”, le dijo ella. “Verdaderamente necesitamos de alguien.” Esta oficial de proyecto, quien por su propia protección no puede ser nombrada, le dijo a Fishbein que la investigación “insignia” de la división en África – HIVNET 012 – estaba plagada de problemas y carecía completamente de estándares regulatorios. Ella le dijo a Fishbein que los investigadores de la prueba estaban “fuera de control,” y que no había mando sobre ellos, ni alguien con ya fuera la inclinación o la autoridad para forzarlos a adherirse a los estándares de seguridad. Lo que Fishbein supo subsecuentemente lo enredó en una historia con extraña semejanza con “El Jardinero Constante” de John Le Carré.
Para nuestros propósitos, la historia de nevirapine empieza en 1996, cuando el gigante farmacéutico alemán Boehringer Ingelheim solicitó aprobación para la droga en Canadá. La droga había estado en desarrollo desde inicios de los 1990, que era un tiempo de gran desarrollo para las drogas nuevas para el VIH. Canadá rechazó el nevirapine en dos ocasiones, una en 1996 y de nuevo en 1998, después de que la droga no mostró efecto alguno en los susodichos marcadores alternos (Carga viral VIH y conteos CD4) y era alarmantemente tóxica. En 1996, en los EEUU la FDA sin embargo le otorgó aprobación condicional para que pudiera ser usada en combinación con otras drogas para el VIH. [5]
Para este momento, Brooks Jackson investigador del SIDA de John Hopkins había generado patrocinio mayor del NIH para montar una prueba en gran escala para el nevirapine en Kampala, Uganda, donde el benevolente dictador Yoweri Museveni había abierto su país a la promesa lucrativa de la investigación de drogas para el SIDA, así como a otros tipos de investigación médica patrocinada por las farmacéuticas. El HIVNET 012, de acuerdo a su protocolo original en 1997, estaba intencionado para ser una prueba de cuatro brazos, Fase III, aleatorizada, controlada por placebo. [6] Su único patrocinante estaba registrado como Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), sin embargo uno de los investigadores era empleado de Boehringer. El “Tamaño de muestra” debía ser de 1,500 mujeres embarazadas por más de treinta y dos semanas, infectadas por VIH-1 en Uganda. Los cuatro brazos en los que se dividiría eran 1)Una dosis sencilla de 200mg al inicio de la labor de parto y una dosis sencilla de 2 mg al infante cuarenta y ocho  a setenta y dos horas después del parto, y 2) un grupo placebo en correspondencia; 3) 600 mg de AZT al inicio de la labor de parto y 300 mg hasta el parto, con una dosis de 4mg de AZT, para el infante durante siete días después del nacimiento, y 4) un grupo placebo en correspondencia. Debía haber 500 mujeres en cada brazo de “agente reactivo” y 250 en cada brazo placebo. El estudio debía durar dieciocho meses, y sus “puntos de terminación primarios” eran el ver como afectarían estos dos regímenes las tasas de transmisión de madre a hijo, y el examinar la “proporción  de infantes que están vivos y libres de VIH a los 18 meses de edad.” Otro de los objetivos primarios era probar la  “seguridad/tolerancia” de la nevirapine y AZT. Los arquitectos del HIVNET estimaron que más de 4,200 mujeres embarazadas VIH positivas darían a luz en el hospital Mulago cada año, permitiéndoles reclutar de ochenta a ochenta y cinco mujeres por mes. Se deberían firmar formas de consentimiento ya fuera por la madre o un apoderado, mediante firma o “marca.”
Uno de los criterios de exclusión era “haber participado durante el presente embarazo en cualquier otra prueba  terapéutica o de vacunación perinatal.”A pesar de que HIVNET fue diseñada para ser una prueba aleatorizada, controlada por placebo, doble ciego, fase III de1,500 parejas madre-infante, acabó siendo una prueba sin placebo, ni doble o siquiera simple ciego, fase II de 626 parejas madre-infante. Virtualmente todos los parámetros estipulados para HIVNET 012 fueron saltados en algún momento, enmendados, o simplemente ignorados por completo, empezando con posiblemente el más importante- los controles placebo. Mediante una “Carta de Enmienda” fechada el 9 de marzo de 1998, los brazos del control de placebo de HIVNET fueron eliminados. El estudio así reconstituido se limitaba a una simple comparación entre AZT y nevirapine.
El 4 de septiembre de 1999, The Lancet publicó los resultados preliminares de HIVNET, reportando que “La nevirapine disminuyó el riesgo de transmisión del VIH-1 durante las primeras 14-16 semanas de vida por cerca del 50 por ciento.” El reporte concluyó que “los dos regímenes fueron bien tolerados y los eventos adversos fueron similares en ambos grupos”. El artículo también reportó que treinta y ocho bebés habían muerto, dieciséis en el grupo de nevirapine y veintidós  en el grupo de AZT. La tasa de transmisión de VIH en el brazo de AZT fue de 25%, mientras que en el grupo de nevirapine fue solo del 13%. Como el Hopkins Medical News reportó más tarde, el estudio fue recibido con amplia emoción. “Los datos resultaron impactantes. Mostraban que la nevirapine era 47% más efectiva que el AZT y había reducido el número de infantes infectados del 25 al 13%. Mejor aún, la nevirapine era económica- solo $4 por ambas dosis. Si se implementaba ampliamente la droga podría prevenir la transmisión de VIH en más de 300,000 recién nacidos al año.”
Con los resultados del estudio ahora publicados en The Lancet, Boehring, quien inicialmente mostró poco interés en HIVNET, ahora presionó por la aprobación de la FDA para tener licenciada la nevirapine para su uso en la prevención de la transmisión del VIH en el embarazo.
Hubo complicaciones, sin embargo. El 6 de diciembre del 2000 una carta de investigación en The Journal of the American Medical Association advertía en contra del uso de nevirapine para el tratamiento de post-exposición después de que dos casos de toxicidad hepática amenazante a la vida fueron reportados entre trabajadores del cuidado de la salud que tomaron la droga por solo unos cuantos días. (Uno de ellos requirió de transplante de hígado.) El fascículo del 5 de enero del 2001 de Morbidity and Mortality Weekly Report (MMWR) del CDC contenía una revisión de la FDA del MedWatch- un sistema de reporte informal de reacciones a las drogas- que destacaba otros veinte casos adicionales de “eventos adversos serios” resultantes de la profilaxis post-exposición relativamente breve a la nevirapine. Los “eventos adversos serios” fueron definidos como cualquier cosa “amenazante a la vida, permanentemente discapacitante,” o que requiriera de hospitalización prolongada, o […] intervención para prevenir daño o incapacidad permanente.” El MMWR remarcaba el que probablemente hubiera más casos no reportados, ya que los reportes de los médicos a MedWatch es “voluntario” y “pasivo.”
Pero el NIAID estaba en otro riel totalmente, ya fuera en la inopia o desprevenidos de la controversia de la toxicidad. En el 2001, Boehringer Ingelheim ingresó su solicitud de licencia suplementaria a la FDA. La solicitud fue basada enteramente en los resultados de HIVNET, como fueron publicados en The Lancet. Alrededor del mismo momento el Concejo Sudafricano de Control de Medicamentos (MCC) aprobó condicionalmente la nevirapine para uso experimental en tratamientos de transmisión madre-hijo.
Para su crédito, sin embargo, la FDA decidió ir a Kampala, inspeccionar el sitio, y verificar los datos por si misma.Ya que Boehringer no tenía intención originalmente de usar este estudio para fines de licenciamiento, decidió hacer su propia inspección antes de que la FDA llegara. El equipo de Boehringer llegó a Kampala y realizó una auditoría ejemplo. Fueron los primeros en descubrir lo destrozado que estaba el estudio. De acuerdo a la preinspección de Boehringer, “se encontraron no conformidades serias con las regulaciones de la FDA” en los requisitos específicos de reportes de eventos serios adversos. También se encontraron problemas en el manejo de la droga a probar y en los procedimientos de consentimiento informado. El DAIDS entonces firmó con un contratista privado, una compañía llamada Westat, para que fuera a Uganda a realizar otra preinspección. Esta vez los hallazgos fueron aun más alarmantes. Uno de los principales problemas fue una “pérdida de registros críticos.” Una de dos bitácoras maestras que incluía los datos de seguimiento de los eventos adversos, incluyendo muertes, se dijo estaba extraviada como resultado de una inundación. Los registros fallaban en dejar claro qué madre recibió qué droga, cuando la recibieron, e incluso si seguían vivas en varios puntos de seguimiento después del estudio. Se administraron drogas a los bebés equivocados, se alteraron documentos, y había seguimiento no frecuente, a pesar de que un tercio de las madres fueron marcadas como “anormales” en sus diagramas de descargo. Los infantes que recibieron cuidado de seguimiento fueron en muchos casos pequeños en talla y peso para su edad. “Se pensó que era muy posible que algunos, o posiblemente muchos, de estos infantes tuvieran problemas serios de salud.” Los auditores Westat observaron una muestra de cuarenta y tres dichos infantes, y todos los cuarenta y tres tenían “eventos adversos” a los doce meses. De estos, solo once eran registrados como VIH positivos. El equipo HIVNET había básicamente degradado todos los eventos adversos serios varios puntos en una escala que había creado para adaptarse a estándares “locales”. Esa degradación significó, entre otras cosas, que incluso los eventos aparentemente “amenazantes a la vida” fueron registrados como no serios. Las muertes, a menos que hubieran ocurrido en un intervalo de tiempo al inicio del estudio, no fueron reportadas o fueron registradas como “eventos adversos serios” en vez de cómo muertes. En otro caso “un nacimiento con producto muerto fue reportado como un evento adverso grado 3 para la madre.”
Como defensa, el HIVNET frecuentemente alegó ignorancia. Dijeron a los monitores del Westat que desconocían las regulaciones de los reportes de seguridad, que no tenían entrenamiento alguno en las buenas prácticas clínicas (GCP), y que ellos “jamás intentaron realizar una prueba de Fase III”. Los investigadores principales y sub-investigadores  “todos reconocían lo encontrado (en la auditoría) como generalmente correcto,” decía el reporte de Westat. “el Dr. Guay y el Dr. Jackson observaron que ocurrieron muchos (‘miles’) de AE y SAE sin ser reportados…
Reconocieron el uso de su propia interpretación de ‘serio’ y de severidad.” Todos estuvieron de acuerdo” en que el investigador principal y subinvestigadores “no habían visto a los pacientes de la prueba generalmente,” y “todos reconocieron” que al evaluar los eventos adversos y serios “se habían basado casi totalmente en resúmenes de segunda o tercera mano… sin intentar verificar la exactitud de ellos.” La Westat también descubrió que la mitad de los infantes VIH-positivos habían también sido reclutados en una prueba de vitamina A, lo cual efectivamente invalida cualquier dato asociado con ellos.
En vista del reporte de la Westat, el DAIDS y Boehringer pidieron a la FDA una prorroga en su visita de inspección. La FDA respondió demandando ver el reporte de inmediato. El 14 de marzo del 2002, la FDA llamó a junta con el DAIDS, Boehringer, y los investigadores de la prueba. “Ellos regañaron a toda la pandilla,” dice Fishbein. Luego le dijeron a Boehringer: Retira tu solicitud de aprobación extendida, si quieres evitar un rechazo público.” Boehringer cumplió la demanda del FDA, sin embargo los comentarios dados por la NIAID lo hicieron parecer como que la compañía había retirado su solicitud para aprobación del FDA como acción ante una profunda preocupación por el protocolo. En Sudáfrica, unos meses más tarde, las noticias se enfocaron en el furioso coro de expertos en SIDA y activistas, que hablaban como uno solo. EL MCC de Sudáfrica estaba reconsiderando su aprobación de nevirapine para su uso en mujeres embarazadas debido al retiro de la solicitud de Boehringer y la controversia creciente del HIVNET. La Prensa asociada (AP) reportó que “los activistas temen que el gobierno, notable por su respuesta retardada en la crisis del SIDA, esté presionando al concejo para rechazar la nevirapine, y que pudiera restarle representación a la discusión actual como prueba de que la droga es tóxica. Los estudio muestran que la nevirapine dosificada a madres embarazadas con VIH durante la labor de parto y a sus nuevos nacidos puede disminuir la transmisión hasta en un 50%.” El problema con tales afirmaciones, por supuesto, es que el estudio en cuestionamiento era precisamente el que establecía el reclamo de que la nevirapine recortaba la transmisión del VIH.
Ahora ya dos inspecciones habían declarado que HIVNET era un completo desastre: La propia de Boehringer y la de Westat, las cuales habían sido realizadas en conjunto con el DAIDS. Pero las manera en que los diversos jugadores estaban entrelazados entre ellos hacía imposible que el DAIDS condenara al estudio sin condenarse a si mismo. [7] Pero el DAIDS estaba muy consciente de lo que había transpirado.
De acuerdo a la versión pública de los eventos del DAIDS, que tubo ferviente eco en la prensa del SIDA, el problema con HIVNET fue que se le asaltó injustamente por saboteadores pedantes que no pudieron asimilar la diferencia necesaria entre los estándares de seguridad de los EEUU y los estándares más permisivos que un país como Uganda merecía. Dos semanas después de que se entregara el reporte de cincuenta y siete páginas del Westat, el director vocero del NIAD, Dr. John LaMontagne, había marcado la línea al declarar públicamente: “No hay duda acerca de la validez [de los resultados de HIVNET]… los problemas están en los requerimientos bastante arcanos de registro de los acontecimientos.” El DAIDS ignoró a tal grado el reporte de Westat que los abogados de Westat terminaron por hacer notar a sus oficiales que se estaba impugnando su reputación.Mientras tanto, continuando las investigaciones, la nevirapine ya había sido recomendada hace ya mucho tiempo por la Organización Mundial de la Salud (WHO) y registrada en por lo menos cincuenta y tres países, y Boehringer había empezado a enviar cajas con la droga a maternidades y sanatorios a todo lo largo y ancho de los países en vías de desarrollo. En el 2002, el presidente Bush anunció un programa de $500 millones para prevenir la transmisión materna del VIH, en la cual la nevirapine tendría un papel principal- a pesar de que la droga jamás ha recibido aprobación de la FDA para este fin.
En el 2003, cuando Johnathan Fishbein fue adentrado a la épica del HIVNET, la ocultación (ya que es, finalmente, en lo que la respuesta del NIH  se había convertido) estaba en progreso. En respuesta a las fallas masivas documentadas por Boehring y Westat, el DAIDS se embarcó en una “Revisión de remonitoreo” en un intento de validar los resultados de la prueba. Normalmente, se retendría a un contratista externo para un proyecto de tal complejidad, pero Tramont tomó la decisión de mantener el remonitoreo dentro de casa. Bosquejar la revisión fue una labor masiva que tomó meses de investigación, entrevistas largas con los investigadores, y análisis dolorosos de la pobremente organizada documentación, mientras el equipo del DAIDS trataba de saber que era lo que realmente había ocurrido en Kampala. Aun así, Tramont quería que el sitio del HIVNET estuviera reabierto a tiempo para la visita del Presidente Bush a Uganda. En marzo del 2003, Tramont y su personal recopilaron las distintas secciones y re escribieron substancialmente el reporte, especialmente la sección de seguridad, minimizando las toxicidades, muertes, y los problemas en el registro de sucesos. El reporte re escrito concluía que la nevirapine era segura y efectiva para el tratamiento de la transmisión de madre a hijo del VIH, salvando así al HIVNET 02 del relleno sanitario de pruebas fallidas.
Mientras prepararon la sección de revisión de seguridad, sin embargo, una oficial médico del NIH llamada Betsy Smith notó un patrón de conteos hepáticos en algunos bebés en el brazo del AZT. Siguiendo las regulaciones de la FDA, emitió un reporte de seguridad documentando su hallazgo y lo entregó a Mary Anne Luzar, jefe de una rama de asuntos regulatorios del DAIDS. Luzar lo redirigió a la FDA. Los investigadores del HIVNET estaban furiosos; Tramont, quien había firmado previamente el reporte de seguridad, ordenó que se emitiera una nueva versión, esencialmente retractándose de la anterior, y la envió al FDA.[8] Los riesgos políticos eran muy altos: la nevirapine era ya en elemento mayoritario en el nuevo programa de la Administración, de $15 mil millones, para el SIDA en África- el 11 de julio, el Presidente Bush incluso realizó una visita al sitio del HIVNET en Kampala, el cual fue reabierto por el DAIDS para la ocasión pese a las objeciones de Fishbein.
Para finales de junio del 2003, Jonathan Kagan, el director en jefe del DAIDS, pidió a Fishbein que firmara una reprimenda a Luzar por insubordinación. Fishbein revisó la documentación del HIVNET y concluyó que Luzar no había hecho nada mal, que simplemente había seguido el protocolo. La negativa de Fishbein se seguir con la reprimenda a Luzar se acumuló con la negativa a participar en el encubrimiento del HIVNET. Tramont envió un correo electrónico a todo el personal del DAIDS dando instrucciones de no hablar en lo absoluto acerca del HIVNET. “El HIVNET 012 ha sido revisado, re-monitoreado, debatido y sometido a escrutinio. Hacer algo más sería irracional. Es momento de sobreponerse a él y seguir nuestro camino. Por lo tanto, cualquier pregunta, requerimiento de información y asunto relacionado con HIVNET 012 deberá ser solicitado ante el Director, DAIDS.”[9]
Lo que siguió, como muestran claramente los correos internos y memorandos, fue una campaña llena de saña por parte de Kagan y Tramont para finalizar con el empleo de Fishbein. Los oficiales del DAIDS escribieron correos electrónicos en los cuales mostraban preocupación acerca del como despedirlo sin crear repercusiones al director del NIAD Anthony Fauci, quien había dado un reconocimiento a Fishbein por su trabajo. Los comunicados tomaron tonos conspiracionales cuando Tramont guiaba la operación y trazaba sus retos. El 23 de febrero de 2004, Tramont le envió un correo electrónico a Kagan: “Jon. Empecemos a trabajar en esto- Tony [Fauci] no querrá que nada nos traiga repercusiones, así que deberemos tener documentación férrea, sin rastro de acoso o injusticia y, como en los demás asuntos de personal, se requerirá de algo de trabajo. Al estilo Clauswitziano, deberemos apabullar con ‘fuerza’. Prepararemos nuestro papeleo, y entonces… partir de allí.” La red ahora incluía a varios empleados más del NIH/NIAID, quienes colaboraron con sugerencias acerca del como expulsar a Fishbein sin dejar huellas digitales legales incriminatorias en el proceso.
Fishbein pasó por varios meses tratando de obtener una audiencia justa, solicitándola a todos, desde Elias Zerhouni, el director del NIH, hasta el secretario de salud Tommy Thompson. Fue cerca de este momento cuando Fishbein se convirtió en un “fantasma.” Nadie se dirigía a el en los pasillos, en los elevadores, en la cafetería. “Había una campaña activa para humillarme,” dice él. “Era como si tuviera SIDA en los días en que se descubría la enfermedad. Era como Tom Hanks en Philadelphia. Nadie se me acercaba.”En marzo del 2004, Fishbein empezó a buscar ‘protección para los delatores’. Se reunió con personal del congreso y atrajo suficiente atención en el Capitolio como para forzar al NIH a aceptar un estudio a realizarse por el Instituto Nacional de la Academia de Medicina (IOM). Los términos en que se realizaría fueron sesgados desde un principio, sin embargo, y los nueve miembros del panel decretaron que no tratarían con ninguna cuestión relacionada con faltas de conducta. El panel ignoró la evidencia de Fishbein de que el DAIDS había encubierto las fallas de la prueba y se basaron en el testimonio de los investigadores de HIVNET y de los oficiales del NIH. No era de sorprenderse el que encontraran que las conclusiones de HIVNET fueran válidas. Seis de los nueve miembros del panel eran becarios del NIH, con becas anuales desde los $120,000 hasta casi $2 millones. [10]
Fishbein tildó el reporte del IOM de ser un encubrimiento. De hecho, las conclusiones del reporte son de difícil credibilidad, dada la apabullante evidencia develada por la investigación del Westat y la documentación tal como el siguiente correo electrónico, el cual fue enviado por Jonathan Kagan a Ed Tramont el 19 de junio del 2003. Tramont estaba considerando dar un premio a los Investigadores Jackson y Guay del HIVNET:
“Ed- He querido responder a esto- acerca del premio. Pienso que es algo exagerado. Creo que antes de empezar a darles reconocimiento debemos esperar a ver si las lecciones se quedan grabadas. No podemos perder de vista el hecho de que lo malograron en grande. Y que tú los sacaste a flote. Estoy muy de acuerdo en la actitud del perdón, etc. Yo no los estoy castigando. Pero seria “volarme la barda” el proclamarlos héroes. Esto es algo acerca de lo cual pensar antes de impulsar esto del premio…”
El NIAD ha impuesto una prohibición total a que cualquier empleado hable a la prensa acerca de los alegatos de Fishbein. En su lugar han colocado “Preguntas y Respuestas” acerca del asunto en su sitio Web. La primera pregunta es: “¿Es una dosis sencilla de nevirapine una droga segura y efectiva para la prevención de la transmisión madre a infante del SIDA?”  Fishbein ha dicho que debido a las fallas espectaculares de la prueba HIVNET, la respuesta a esto es desconocida, e imposible de conocer. Fishbein cree que el asunto de HIVNET no es “acerca” de la nevirapine o siquiera del SIDA, pero acerca de la conducta del gobierno federal, al cual se le ha confiado hacer investigación en seres humanos y mantener en alto los estándares básicos de la seguridad clínica y precisión.
El NIAD responde a su primera pregunta de manera mecánica y predecible: “Una dosis sencilla de nevirapine es una droga segura y efectiva para la prevención de la transmisión madre a infante del SIDA. Esto ha sido probado por múltiples estudios, incluyendo la prueba HIVNET 012 efectuado en Uganda.” La frase “seguro y efectivo” ha sido horneada tanto en la pregunta como en la respuesta, resultando en la omisión total de significado. La línea “múltiples estudios” es una táctica familiar, diseñada para desviar la atención del estudio al que se hace referencia de hecho, y ese es el HIVNET 012.
Una carta más pequeña publicada en la revista Nature el  10 de marzo del 2005 desenganchó silenciosamente el reclamo básico del NIAD y sus organizaciones satélites en la industria del SIDA con respecto a la “eficacia” de la nevirapine. Escrito por el Dr. Valendar Turner, un cirujano en el Departamento de Salud en Perth, Australia, y la carta decía:
Señor- Al surgir preocupación acerca de “los estándares de registro de eventos” en la prueba HIVNET 012 en Uganda, en su historia noticiosa, “Los activistas e investigadores debaten acerca de una droga del SIDA para las madres,” ustedes pasan por alto una falla mayor. Ninguna de la evidencia para la nevirapine proviene de una prueba en la cual se le haya probado contra un placebo. Sin embargo, como el decano del estudio ha dicho, el placebo es la única manera por la cual un científico se puede asegurar de la efectividad de una droga con certeza científica.
La prueba HIVNET 012 abandonó su grupo placebo a principios de 19998 después de solo 19 de las 645 madres aleatorizadamente habían sido tratadas, después de que surgieron reclamos acerca de que usar un placebo sería no ético.
La tasa de transmisión reportada para la nevirapine en la prueba HIVNET 012 fue del 13.1%. Sin embargo, sin tratamiento antiviral, las tasas de  transmisión madre a hijo varían del 12% al 48%. El resultado del HIVNET 012 es superior a la tasa de transferencia del 12% reportado en un estudio de prospección sobre 561 mujeres africanas sin tratamiento antirretroviral.La carta concluye preguntando: “ ¿Sobre qué base se puede asegurar que ‘no hay nada que haya de ninguna manera invalidado la conclusión de que la dosis sencilla de nevirapine es efectiva para reducir la transmisión de madre a hijo?’ Sin la evidencia que lo soporte de una prueba aleatorizada controlada por placebo, tales aseveraciones parecen no garantizadas.” HIVNET asegura haber reducido la transmisión en “cerca del 50 por ciento” al comparar un brazo de nevirapine con un brazo de AZT. La carta de Turner hace notar que 561 mujeres africanas sin tomar antiviral alguno transmitieron el VIH en una tasa del 12 por ciento. De haberse comparado la nevirapine contra ese grupo placebo, habría perdido. El hecho es que no hubo grupo placebo, así que los resultados del HIVNET son un truco estadístico, un juego sombrío, en el cual se comparan los resultados contra los de otra droga y no contra un grupo placebo- el estándar de oro de las pruebas clínicas. La pregunta no debe ser ¿es la nevirapìne mejor que el AZT? Sino en su lugar ¿es la nevirapine mejor que nada?
La evidencia de estudios independientes sugiere que no lo es.
Un estudio de 1994, por ejemplo, que dio vitamina A  madres VIH positivas embarazadas en Malawi, reportó que esas con los niveles más altos de vitamina A transmitieron el VIH en una tasa de solo 7.2%. Esto es consistente con un cuerpo basto de investigaciones relacionando el estado nutricional con la sero-conversión, así como con la salud general. Otro estudio sobre la eficacia de la nevirapine en la transmisión de madre a hijo fue efectuado por investigadores de la Universidad de Ghent (Bélgica) en Kenia y publicado en 2004.
La Dr. Ann Quaghebeur, quien condujo el estudio, fue contactada
En su casa cerca de Londres. Le pregunté su  opinión acerca de la reacción a HIVNET 012. Ella respondió en una voz muy silenciosa, casi un murmullo. “Nuestros estudios muestran que la nevirapine tuvo un efecto muy reducido. De hecho sentí que era un desperdicio de recursos. El HIVNET fue solo una prueba, pero normalmente antes de que se aplique en una locación debiera haber algunos estudios más para ver si funciona en la vida real. Lo que pienso que debieron haber hecho es esperar más estudios antes de desplegarlo en todos esos países.” Cuando le pregunté acerca de cómo se explicaba ella esto, ella respondió, “Bueno, quiero ser cuidadosa, parece que ahora hay una industria.”
La incapacidad de los investigadores de HIVNET para controlar adecuadamente su estudio con un grupo placebo no es tan inusual como pudiera pensarse. De hecho, esta falla es posiblemente la característica sobresaliente de la investigación del SIDA en general. La prueba fase II que precedió la rápida aprobación por parte de la FDA del AZT, fue presentada como una prueba doble ciego, controlada por placebo, a pesar de no ser remotamente eso. Como después se hizo claro a través de los esfuerzos de unos cuantos periodistas, así como de los testimonios de los participantes, a la prueba se le eliminó “la ceguera” casi inmediatamente debido a la severa toxicidad de la droga. Los miembros del grupo de control empezaron a adquirir el AZT de manera independiente o de otros participantes del estudio, y finalmente el estudio fue abortado y se puso a todos en el régimen de la droga. Como en el caso de HIVNET, los documentos obtenidos por el periodista John Lauristein bajo el Acta de Libertad de Información subsecuentemente sugieren que la manipulación de datos fue ampliamente realizada.
Los documentos fueron alterados, las causas de muerte no verificadas, y los investigadores tendían a asumir verdadero lo que ellos deseaban comprobar, por ejemplo, el que las enfermedades en el grupo placebo se relacionaban con el SIDA pero las mostradas en el grupo de AZT no lo eran. Tan serias eran las desviaciones del protocolo en un hospital en Boston que un inspector de la FDA intentó excluir los datos de ese centro. Al final, sin embargo, todos los datos fueron incluidos en los resultados, y la FDA aprobó la droga en 1987. [11]
El AZT fue aprobado en tiempo record, pero ese record no se mantuvo por mucho tiempo. En 1991, la FDA aprobó otro terminador de cadena de DNA, ddI, sin siquiera una pretensión de prueba controlada. Las drogas anti-VIH tales como el Crixivan fueron aprobadas en tan poco como seis semanas, y lanzadas como un triunfo del activismo del SIDA. Este patrón de aceleración de los controles experimentales estándar ha continuado hasta el presente, como el asunto HIVNET demuestra ampliamente, y ha caracterizado no solo a la investigación de nuevas drogas diseñadas para exterminar al VIH pero también a las preguntas más fundamentales en la raíz de la investigación del SIDA.
El encubrimiento del HIVNET solo puede entenderse dentro del gran contexto político del SIDA. El surgimiento de este síndrome en los 1980 disparó un estado de emergencia médica en el cual los controles científicos, las reglas que se supone deben acotar las emociones y deseos de los investigadores individuales, fueron frecuentemente comprometidas o removidas completamente. El SIDA ayudó a convertir la enfermedad en política, y la política, al menos en los EEUU, es acerca de transformar el poder en dinero.
Nadie ha sido tan persistente en llamar la atención hacia las fallas de la investigación del SIDA como Peter Duesberg, un virólogo y especialista en cáncer en la Universidad de California en Berkeley. Si el nombre de Duesberg suena familiar, es debido a que se le ha etiquetado muy efectivamente en el entorno internacional como el virólogo que está equivocado acerca del SIDA. Su nombre ingresó a la cultura popular a finales de los 1980 adjetivado como “erróneo”. Se sabía que estaba equivocado antes de saber que había dicho en primer lugar.
En 1987, Duesberg publicó un artículo en la revista Cáncer Research titulado “Los Retrovirus como Carcinógenos y Patógenos: Expectativas y Realidad.”Él estaba, en ese momento, en la cima del campo de la retrovirología, habiendo trazado el mapa de la estructura genética de los retrovirus y definió el primer gen del cáncer en los 1970. Fue el miembro más joven, a los 50, jamás electo hacia la Academia Nacional de Ciencias. En este artículo, que en palabras de su biógrafo científico, Harvey Bialy, “selló su destino científico por una docena de años,” Duesberg sostenía que los retrovirus no causan cáncer y concluye detallando como y por qué el retrovirus VIH no puede causar el SIDA.
Mientras el SIDA crecía en los 1980 en una fuerza global imparable, de miles de millones de dólares de diagnósticos, drogas, y organizaciones activistas, cuyo único objetivo en la lucha contra el SIDA era el VIH, condenar a Duesberg fue parte de la cruzada moral. Previo a ese artículo del 1987, Duesberg destacaba entre los más selectos científicos condecorados y altamente patrocinados en el país. Posteriormente, sus fondos provenientes del NIH fueron finalizados y no ha recibido un solo dólar proveniente de la investigación federal desde que su beca de Investigador Destacado previa a 1987 se terminó. Duesberg perdió sus instalaciones de laboratorio y tuvo que mudarse dos veces en el lapso de unos cuantos años a laboratorios más pequeños dentro de las instalaciones de Berkeley, donde ocupaba mucho de su tiempo escribiendo propuestas fútiles de becas de investigación solicitando probar sus hipótesis de que el SIDA es un síndrome químico, causado por la acumulación de toxinas y por uso excesivo de drogas. Perdió a sus estudiantes post graduados, a los cuales se les advirtió que salir de su laboratorio mancharía sus carreras. Se le negaron y tuvo que luchar por los aumentos salariales de rutina otorgados por sus empleadores en la Universidad de California en Berkeley, donde tiene puesto permanente y aún dicta cátedra. Se le “retiraron” las invitaciones a conferencias científicas, y sus colegas declararon incluso que se negarían a acudir a cualquier conferencia que lo incluyera. Duesberg también fue suprimido de publicar en revistas científicas que previamente acogían sus contribuciones, siendo la manera más teatrical la del editor de Nature, Sir John Maddox, quien escribió un editorial bizarro declarando que a Duesberg se le negaría el “derecho de réplica” científico estándar para que no pudiera responder a los ataques personales que eran frecuentemente publicados en esa revista. Antes de 1987, a Peter Duesberg jamás se le rechazó una sola propuesta de beca en el NIH. Desde 1991 él ha escrito un total de 25 propuestas de investigación, cada una de ellas ha sido rechazada. “Lo sacaron, simplemente lo sacaron,” dice Richard Strohman, un profesor emérito de biología en la UC Berkeley.
¿Y qué era exactamente lo que había hecho Peter Duesberg? El simplemente destacó que nadie había hasta el momento probado que el VIH es capaz de causar una sola enfermedad, mucho menos las 25 enfermedades que ahora son parte de la definición clínica del SIDA. [12] El destacó un número de paradojas concernientes al VIH y argumentó que lejos de ser evidencia de que el VIH es “misterioso” o “enigmático”, esta era evidencia de que el VIH es un virus pasajero.
Las pruebas clásicas de si un micro organismo es la causa de una enfermedad infecciosa son conocidas como los postulados de Koch. Los cuales estipulan: 1) El micro organismo deberá estar presente en todos los casos de la enfermedad; 2) Deberá ser aislado del huésped y cultivado en su forma pura; 3) deberá reproducir la enfermedad original cuando se le introduzca a un huésped susceptible; y 4) deberá estar presente en el huésped experimental así infectado. Aunque se han hecho reclamos en contra, Duesberg mantiene que el VIH satisface todos los postulados de Koch. Su análisis exhaustivo de la literatura científica revisada por sus colegas ha revelado más de 4000 casos documentados de SIDA en los cuales no hay rastro de VIH o anticuerpos al VIH. Este número es significativo, ya que hay grandes fuerzas institucionales evitando tales descripciones y porque la gran mayoría de casos de SIDA no son descritos jamás en los artículo científicos. De hecho, la mayoría de los pacientes con SIDA no tienen VIH activo en su sistema, ya que el virus ha sido neutralizado por anticuerpos. (Junto con todas las demás enfermedades virales, por cierto, la presencia de anticuerpos muestra inmunidad a la enfermedad. El por que este no es el caso con el VIH nunca ha sido demostrado.) Hablando de manera general, el VIH puede ser aislado solo “reactivando” las copias latentes del virus, y solo así, con extrema dificultad. La carga viral, uno de los marcadores clínicos del VIH, no es una medida verdadera de virus viviente en el cuerpo, sino los fragmentos amplificados de DNA remanentes de una infección que ha sido suprimida por anticuerpos. Otra causa de ruborización para la hipótesis del VIH es el tiempo extraordinario de latencia entre la infección y el desencadenamiento de la enfermedad, a pesar del hecho de que el VIH en bioquímicamente muy activo dentro de unas semanas posteriores a la infección inicial. Este período de latencia, que aparentemente crece cada año, justifica a los postulantes de la teoría el evadir el tercer y cuarto postulado de Koch.Lo anterior es un simple bosquejo del misterio central presentado por la teoría VIH del SIDA. Hay muchos más, presentados cuidadosamente por Duesberg en sus artículos científicos, y en un libro publicado hace 10 años, pero todos se remiten al hecho de que cuando se trata de SIDA, los estándares científicos parecen no aplicables.[13] El SIDA es un “síndrome” definido por 25 enfermedades, todas las cuales existen independientemente del VIH. Nadie ha demostrado jamás el mecanismo de destrucción celular por el que se supone el VIH causa estas enfermedades, y nadie ha demostrado jamás como un virus de transmisión sexual puede arreglárselas para restringirse de manera tan estricta a hombres homosexuales y otros grupos de riesgo, en vez de diseminarse aleatóriamente entre la población, como hacen todas las demás enfermedades infecciosas. El carácter “apabullante” de la evidencia de que el VIH sea la causa, siempre ha sido epidemiológica; lo que es decir, una correlación, una coincidencia. Siempre que tenemos SIDA, dicen los investigadores, tenemos también VIH. Pero esta correlación resulta de la definición oficial del SIDA la que estipula que la enfermedad cuenta como SIDA solo si corresponde con la presencia de anticuerpos VIH. (“Al SIDA sin anticuerpos VIH”  se le ha dado un nombre peculiarmente inmemorable: linfocitopenia idiopática CD4.)
Dada la evidencia de que el VIH es coincidental, un número de rutas de investigación se sugieren por si mismas, pero aun así los investigadores ortodoxos del SIDA han fallado en demostrar, usando pruebas controladas de gran escala, que la incidencia de enfermedades definitorias del SIDA es mayor entre individuos infectados con VIH que entre la población general no infectada.
Como consecuencia, podría muy bien ser el caso que el VIH sea un virus pasajero inofensivo que infecte a un pequeño porcentaje de la población y sea principalmente diseminado de madre a hijo, pero aun así con una tasa relativamente pequeña. (Esta hipótesis tendería a explicar el hecho de que el número estimado de Americanos VIH-positivos ha permanecido constante en un millón desde 1985.) Tampoco se han realizado estudios controlados de gran escala para probar directamente la hipótesis del SIDA por drogas, que sostiene que muchos casos del SIDA son consecuencia del uso fuerte de drogas, tanto recreacionales (poppers, cocaína, meta-anfetaminas, etc.) y médicas (AZT, etc.).[14] Ni se han realizado estudios controlados para probar que los hemofílicos infectados con VIH mueren antes que aquellos no infectados. Tales estudios pueden ser caros y tediosos, pero el gasto nunca ha sido una objeción seria para los investigadores del SIDA, quienes han gastado muchos miles de millones de dólares en los últimos 20 años en la investigación del SIDA y prácticamente nada en causas alternativas o en co-factores siquiera. (Hasta Luc Montagnier, descubridor del VIH, ha dicho repetidamente que el virus no puede causar SIDA sin causas contribuyentes.)
Los intentos por probar rigurosamente la hipótesis médica dominante de la época no son llevados a cabo con un debate razonado, sino con la retórica del chantaje moral: PeterDuesbergtienesangredebebésafricanosconSIDAensusmanos.Duesbergesmalévolo,unpsicópatacientífico.Debieradeserencarcelado. Aquellos que desean involucrar al establecimiento de investigación  del SIDA en el tipo de debate que se lleva a cabo en la mayoría de las ramas de misión científica son marcados de “negacionales” del SIDA, como si el ser escéptico acerca de la patogenicidad de un retrovirus fuera el equivalente moral de negar que los Nazis masacraron a 6 millones de judíos. La pasión moral en lugar del escepticismo científico define al campo. Se ha decidido por adelantado que el VIH causa el SIDA; consecuentemente toda investigación y patrocinio deben provenir de esa suposición. De manera semejante, se supo por adelantado que el AZT era la “bala mágica” contra el VIH; se corrió la voz de que era la “droga salvadora de vidas” antes de que nadie pudiera verificar esto, y así se comprometió a los controles científicos. Los reporteros (incluida yo misma) que reportaron en ese momento que la droga aparentemente estaba matando pacientes fueron tildados de “rechacionistas del AZT” e incluso de “asesinos.”
El debate de la nevirapine sigue el mismo patrón histriónico, anticientífico. Debido a sus dudas acerca de la toxicidad de esta y otras drogas antirretrovirales, el Presidente Thabo Mbeki de Sudáfrica fue ridiculizado en la prensa internacional mientras las compañías farmacéuticas y sus bien patrocinados embajadores “activistas” repetían su mantra acerca de las “drogas salvadoras de vidas.” Así, también lo fue Johnathan Fishbein, quien nunca cuestionó la premisa de que el VIH causa el SIDA, se le bañó en alquitrán y emplumó por señalar que el estudio insignia de nevirapine era un desastre absoluto. La falta de alineación de Fishbein, su falta de comprender por anticipado que la nevirapine era demasiado importante como para fracasar, significó que los anticuerpos neutralizantes de la burocracia del SIDA debían activarse para destruirlos.
Al final, el NIH fracasó en su intento de silenciar a Fishbein. A finales de diciembre del 2005, ganó su caso y fue retroactivamente reinstalado en la agencia, sin embargo no regresará al DAIDS. No puede discutir los términos de su arreglo, pero ha prometido continuar con su apego a la integridad en la investigación y la protección a los sujetos de investigación humana. Peter Duesberg ha sido menos exitoso, sin embargo hay señales de rehabilitación.Haciendo a un lado el que Duesberg tenga la razón o no acerca del VIH, su caso, como el de Fishbein, muestra en pleno la maquinaria política de la ciencia americana, y revela su hostilidad refractaria a las ideas que contradicen al paradigma dominante. Tal hostilidad no es inusual en la historia de la ciencia, [15] pero la situación contemporánea es dramáticamente distinta a aquella enfrentada por los científicos rebeldes en el pasado. Los científicos de hoy son casi completamente dependientes de la buena voluntad de los investigadores del gobierno y de las revisiones de las barras de colegas, los cuales controlan la red de financiamiento que hacen coalecer al Instituto Nacional de Salud, a la academia, y a las industrias biotécnicas y farmacéuticas. Muchos científicos viven con el temor de perder su financiamiento. “Nadie está seguro,” me dijo uno de los investigadores patrocinados por el NIH. “El complejo científico-médico es una industria de $2 billones,” dice el ex desarrollador de drogas Dr. David Rasnick, quien ahora trabaja en programas para el SIDA basados en nutrición en Pretoria, Sudáfrica. “Se puede comprar muchísimo consenso por esa cantidad de dinero.”
“Debes escribir casi una beca por año. Y debes escribir cuatro para obtener una, si es que para algo sirves. Yo me pude salir justo a tiempo. Todos los que permanecen dentro dicen lo mismo,” dice Strohman de Berkeley. “Antes del éxito de la biotecnología, nunca tuvimos esta incesante urgencia de producir algo útil, significando lucrativo. Todos están atrapados en ello. Becas, millones de dólares fluyendo hacia los laboratorios, carreras y estrellas en desarrollo. La única manera de ser un científico exitoso hoy en día es siguiendo el consenso. Si vas a producir algo y lo pones en el mercado no quieres ninguna maldita sorpresa. Tienes el siguiente cuarto de año  para reportar y no quieres ninguna mala noticia. Todo es acerca del corto plazo ahora. La ciencia ha capitulado totalmente ante los intereses corporativos. Dados su poder y su dinero, va a ser difícil que podamos hacernos un camino para salir de ello.”
Duesberg jamás ha temido el retar al consenso, pero al contrario de lo que muchos en el establecimiento del SIDA quisieran que creyéramos, se aleja mucho de ser un psicópata científico. [16] En 1997, al borde de la expulsión científica en los EEUU, Duesberg fue invitado silenciosamente a su nativa Alemania para retomar su investigación del cáncer. Durante este tiempo, trasladándose bianualmente entre Mannheim y Berkeley, Duesberg formuló y probó una teoría que cambia el enfoque de la causa del cáncer de la teoría del “gen mutante” que ha reinado durante tres décadas a una explicación más simple que revive un corriente abandonada de investigación de inicios del siglo XX, la cual posicionaba al cáncer como causado por una disfunción cromosómica, ahora conocida como “aneuploidia.”
Harvey Bialy, el editor científico fundador de Nature Biotechnology, una revista hermana de Nature, recientemente tardó 4 años escribiendo una biografía científica de Duesberg intitulada Oncogenes, Aneuploidia y SIDA. El libro es una historia de los artículos, artículos de revisión, y cartas que Duesberg publicó entre 1983 y 2003, y las respuestas que generaron. Le pregunté acerca del por qué había escrito el libro. “Estoy persuadido de que la aneuploidia es el evento iniciante en la carcinogénesis,” Dijo Bialy. “Peter ha encontrado las bases genéticas para el cáncer. La aplicación más inmediata para ello será en la detección temprana.”
“Cuando la aneuploidia, o inestabilidad genética, o cualquier término lingüístico que se quiera usar, se encarne como la explicación teórica dominante de la génesis del cáncer, Peter Duesberg será reconocido como un contribuyente mayor a ello,” Bialy dijo. “Quería asegurarme de que sus contribuciones no fueran hechas a un lado o ignoradas.” Le pregunté acerca de la controversia del SIDA. “El SIDA es una cosa política, y Peter se metió en ello. No hay nada más que discutir que eso.” Bialy remarcó un punto crítico: La ciencia es amoral y debe serlo. No hay bien y mal, solo correcto e incorrecto. “Duesberg,” dijo Bialy, “es un biólogo molecular clásico. El solo está interesado en probar rigurosamente las hipótesis debatientes. Los pilares gemelos, SIDA y oncogenes, ambos se tambalean debido a las preguntas que Peter Duesberg  ha lanzado.”
“La base de la especiación es el cambio del contenido y el número de cromosomas,” dice Duesberg. “El cáncer es esencialmente una especiación fallida. No es una mutación. El cáncer es una especie. Un cáncer verdaderamente malo de mama, pulmón, o de próstata tiene ochenta o más cromosomas. Esos son los verdaderos rufianes- son una especie muy distinta a la nuestra. Pero es un tipo raro de especie que como parásito es más exitoso en el huésped que lo que es la célula normal huésped.”Ha habido interés internacional considerable en la nueva investigación de Duesberg. [17] En enero del 2004, el fue anfitrión de una conferencia en aneuploidia e invitó a 50 investigadores del cáncer de todo el mundo quienes también han trabajado en la conexión entre aneuploidia y cáncer. Setenta se presentaron, incluyendo luminarias como Thomas Ried, la cabeza de genómica del cáncer del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), Pert Auer del Instituto Karolinska en Estocolmo, y Walter Giaretti, quien encabeza al equivalente del NCI en Italia. Y el 31 de mayo del año pasado, entre una tensión considerable, Duesberg fue invitado por el Instituto Nacional del Cáncer para dar una plática en el NIH. El auditorio estaba lleno de tensión nerviosa mientras la gente se enfilaba a tomar sus lugares. Su plática fue sucinta y adornada de su ironía característica, pero las preguntas posteriores fueron civilizadas, sin hostilidad tangible. No todo fue disculpado, sin embargo. Después de la plática, mientras Duesberg permanecía en el podio hablando con un grupo de personas de la audiencia, me percaté de un publicista del NIH muy enojado visiblemente parado en la parte trasera del salón, reprimiendo a un colega, un científico, que expresó una pregunta que estaba conectaba de alguna manera la aneuploidia con el VIH. “Tu abriste la posibilidad,” le reclamaba. “Salimos de ello bien, pero abriste la posibilidad.” Mientras el que preguntó trataba de defenderse, un tipo de aspecto grueso que había estado parado en el círculo dijo en voz alta, como intentando transmitirlo a lo largo del salón: “Bueno, al menos si está equivocado acerca de esto no matará a millones de personas.”
El premio Nóbel Kary Mullis, quien descubrió la técnica revolucionaria del DNA llamada reacción en cadena de la polimerasa, ha sido desde hace mucho un apoyador de Duesberg, pero se cansado de las guerras del SIDA y de los ataques políticos contra científicos con ideas contrarias. “Mira, no hay misterio sociológico alguno aquí,” me dijo. “Solo se trata de los ingresos y posición de la gente siendo amenazada por las cosas que dice Peter Duesberg. Por eso es que son tan despiadados. En el campo del SIDA, hay una neurosis ampliamente difundida entre los científicos, pero el frenesí con el cual la gente llega al debate del VIH se ha magnificado, porque hay tanta evidencia que se ha acumulado lentamente en su contra. Es realmente difícil para ellos encararla. Hicieron un error realmente grande y no van a corregirlo nunca. Ellos aun están envenenando a la gente.”
Duesberg piensa que hasta un 75 % de los casos de SIDA en el oeste pueden atribuirse a la toxicidad de las drogas. Si las terapias tóxicas del SIDA se descontinuaran, dice, miles de vidas serían salvadas virtualmente de la noche a la mañana. Y cuando hablamos de África, el está de acuerdo con los que argumentan que el SIDA en África se entiende mejor como un término sombrilla para un número de enfermedades, antes conocidas con otros nombres, que actualmente no convocan altas tasas de ayuda internacional. El dinero gastado en drogas antirretrovirales sería mejor gastado si se hiciera en saneamiento y en mejoras a la disponibilidad de agua potable segura (la ausencia de la cual mata a 1.4 millones de niños anualmente).
Es muy tarde para salvar a personas como Joyce Ann Hafford, pero es posible que un debate abierto y honesto acerca de los riesgos de los tratamientos actuales del SIDA y las interrogantes científicas con respecto al VIH pueda salvar a otros.


Referencias

1] Las pruebas de VIH detectan huellas, nunca al animal realmente. Estas huellas, anticuerpos, son identificados por medio de pesos moleculares de proteínas, y fueron limitadas a 2 en 1984, cuando la primera prueba fue desarrollada y patentada, pero a través de los años se ha expandido para incluir muchas proteínas más previamente no asociadas con el VIH. Como la mayoría de los americanos, Hafford pensó que una sola prueba positiva de VIH significaba que ella “tenía” VIH- una sentencia flamígera de muerte. Pero una mayoría de pruebas positivas de VIH, al realizarse de nuevo, resultan como indeterminado o negativo. En muchos casos, surgen resultados distintos de la misma muestra de sangre al probarse en distintos laboratorios. Hay actualmente por lo menos 11 criterios diferentes acerca de cuantas y cuales proteínas en qué densidad de banda significan “positivo.” El criterio más exigente (4 bandas) se mantiene en Australia y Francia; el menos exigente (2 bandas) se mantiene en África, donde ni siquiera se requiere de una prueba de VIH como parte del diagnóstico de SIDA. El estándar de los EEUU es de 3 bandas reactivas. Se ha hecho notar que una persona puede sero-convertirse de positivo a negativo simplemente comprando un boleto de avión de Uganda a Australia.

2] El Dr. Thorpe declino a comentar, citando que había un litigio en curso, como lo hizo el Grupo Médico Tennessee, El Centro Médico Regional de Memphis, y el Hospital Infantil de Investigación St.Jude’s

3] “Nuestra misión de erradicar el SIDA está siempre informada y conducida por la mejor ciencia disponible, no por donativos,” dijo Mark Isaac, el vice-presidente de Elizabeth Glazer para política, cuando se le pidió que comentara. “El cuerpo entero de investigación, así como nuestra extensa experiencia, valida la seguridad y eficacia de una dosis sencilla de nevirapine como una de varias opciones para prevenir la transmisión de madre a hijo del VIH.”

4] África, como los medios noticiosos no se cansan de decirnos, se ha convertido en el punto cero de la epidemia del SIDA. La definición clínica de SIDA en África, sin embargo, es sorprendentemente amplia y genérica, y parece diseñada para ser poco menos que para ser una señal para el financiamiento. No es de ninguna manera comparable con las definiciones occidentales. La “definición Bangui” del SIDA fue establecida en la ciudad de Bangui en la República Central Africana, en una conferencia en 1985. La definición no requiere ni de una prueba positiva de VIH ni de un conteo bajo de células T, como en occidente, pero solo de la presencia de diarrea crónica, fiebre, pérdida significativa del peso, y astenia, así como de otros síntomas menores. Estos ocurren que son los síntomas de la desnutrición crónica, malaria, infecciones parasitarias, y otras enfermedades comunes africanas. (En 1994 la definición fue actualizada para sugerir el uso de pruebas VIH, pero en la práctica son prohibitivamente caras.) Aun cuando las pruebas de VIH se realizan, muchas enfermedades que son endémicas para el África, tales como la malaria y tuberculosis, son sabidas como causantes de falsos positivos. El panorama estadístico del SIDA en África, consecuentemente, es una proyección comunal basada en estimaciones muy amplias de VIH positividad, extraídas de muestras selectas y pequeñas, las cuales son extrapoladas a través del continente usando modelos computacionales y suposiciones altamente cuestionables.

5] Al pedirle que comentara acerca del caso Hafford, HIVNET 012, y la amplia controversia de la nevirapine, Boehringer Ingelheim proporcionó la siguiente declaración: “Viramune ® (nevirapine) fue una innovación en el tratamiento anti-VIH como el primer miembro de la clase de drogas inhibidoras de la transcriptasa inversa no-nucleosida (NNRT1). Ahora en su décimo año de uso, la Viramune ha sido usada como tratamiento en más de 800,000 años paciente de manera global.”

6] El estudio de tituló originalmente “HIVNET 012: Una prueba controlada por placebo para determinar la eficacia del AZT Oral y la eficacia de la nevirapine oral para la prevención de la transmisión vertical de la infección VIH-1 en mujeres embarazadas de Uganda y sus neonatos.” “Aleatorización” significa que las personas son escogidas de manera aleatoria ya sea para un brazo del estudio o para el otro, un procedimiento que supone allanar las variables que pudieran afectar el resultado. “Controles placebo” son los cimientos de las pruebas de drogas y son la única manera de saber si el tratamiento es efectivo. Las pruebas fase 1 involucran a un pequeño grupo de personas, 20 a 80, y se enfocan en la seguridad y efectos colaterales. En las pruebas de Fase II la droga se administra a un grupo expandido, entre 100 y 300, para evaluar más ampliamente la seguridad e iniciar los estudios de efectividad. Las pruebas de Fase III expanden aun más el número de personas enroladas, frecuentemente a más de 1,000, y son intencionadas para confirmar la efectividad de la droga, monitorear los efectos colaterales, y compararlo con otros tratamientos comúnmente empleados. Una pequeña prueba Fase I antecedió al HIVNET 012 para estudiar la seguridad, principalmente de la nevirapine en mujeres embarazadas pero también observó la eficacia. Fue llamada HIVNET 006, y reclutó a 21 mujeres embarazadas para el estudio inicial. De 21 infantes nacidos, 4 murieron. Hubo 12 “eventos adversos serios” reportados. El estudio también mostró que no había disminución de carga viral en las madres que tomaron la droga en estudio (el estándar acordado por la industria para la interrupción de la transmisión materna).

7] Brooks Jackson declinó el hacer algún comentario para este artículo. Laura Guay respondió con la siguiente declaración: “Varias revisiones a profundidad de la conducta y resultados de la prueba HIVNET 012 así como de los datos recopilados por subsecuentes pruebas y programas PMTCT, han fundamentado las conclusiones del HIVNET 012 sobre que la nevirapine es segura y efectiva para prevenir la transmisión madre a hijo del VIH (PMTCT). La nevirapine permanece como una de las herramientas más importantes para la prevención de la transmisión de madre a hijo en los países en desarrollo, donde hay todavía cientos de miles de mujeres infectadas por VIH sin acceso a ninguna prueba de VIH, terapia antirretroviral, o cuidado del VIH en lo absoluto. Para muchos programas luchando por establecer programas PMTCT con recursos limitados, la nevirapine es frecuentemente la única opción disponible.” Salud Familiar Internacional, el contratista del NIH originalmente responsable del monitoreo de HIVNET 012, desafió al reporte de Westat y dijo que los resultados del estudio habían sido validados por el NIH y el Instituto de Medicina.

8] A Smith y Luzar se les ha prohibido por el NIH hablar a la prensa acerca de HIVNET. A Luzar se le tomó declaración por medio del abogado de Fishbein, Stephen Kohn, en su demanda por despido injustificado en diciembre del 2004, y lo aquí presentado se basa parcialmente en su declaración.

9] En este punto la historia se torna aun más complicada, ya que Fishbein apoyó a Luzar en un reclamo contra Kagan por acoso sexual.

10] Una investigación interna del NIH, que fue obtenida por Associated Press el verano pasado, reivindicó muchos de los cargos hechos por Fishbein y concluyó que “es claro que el DAIDS es una organización con problemas,” y que el caso de Fishbein “es claramente un bosquejo de un asunto más profundo.” Kagan y Tramont no regresaron las llamadas repetidas que se les hicieron para pedir comentarios. En su lugar, un vocero del NIH, el Dr. Cliff Lane, dijo que la agencia apoya al HIVNET 012

11] El AZT, el cual fue desarrollado como un agente quimioterapéutico en 1964 pero almacenado debido a su toxicidad extrema, es un terminador de cadenas de DNA, lo que significa que detiene totalmente la síntesis de DNA. Es por lo tanto un eficaz asesino de células. El VIH es un retrovirus, y como tal se replica insertando sus genes dentro del genoma de una célula para que cuando la célula se divida, una nueva copia del virus se produzca. El AZT evita la replicación del virus matando células T infectadas; desafortunadamente, mata todas las células en división de manera indiscriminada, ya sea que estén infectadas con n retrovirus o no, y rápidamente mermará el sistema inmune de incluso una persona sana. El fabricante del AZT, GlaxoSmith Kline, eligió no hacer comentarios para este artículo.

12] El VIH fue declarado como la causa probable del SIDA en una conferencia de prensa del gobierno de los EEUU en 1984. Se dijo que el virus había sido descubierto por el investigador del NIH Robert Gallo. De hecho, Gallo no había descubierto el HTLV-III (Virus Linfotrópico de células T Humano III, como se supo antes de rebautizarlo con el nombre más fácilmente memorizable VIH). Ese honor le corresponde principalmente a Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, quien le había enviado a Gallo una muestra del virus.

13] Se ha dicho que el VIH de alguna manera ocasiona la muerte celular aun cuando no se presenta por mecanismos “suicidas” programados de manera remota. Algunos investigadores reclaman que el VIH aprovecha receptores especiales en las células T humanas que, debido a una mutación genética hipotética, que muchos “caucásicos europeos” carecen, pero la mayoría de los africanos tienen. Lo que resulta interesante es que muchos homosexuales masculinos parecen poseer estos receptores misteriosos, así como también los tienen los usuarios de drogas intravenosas y los receptores de transfusiones.

Se sostiene también que a pesar de que el VIH no mata las células T de laboratorio usadas para fabricar las pruebas de SIDA, si mata a las células T en el cuerpo humano, aun cuando infecta a una muy pequeña porción de ellas, típicamente a un 0.1%. El VIH no enferma o mata a los chimpancés, aunque ellos producen anticuerpos. Recientemente se sostuvo que el VIH parece estar evolucionando hacia una forma menos peligrosa para los seres humanos. Tales hipótesis no comprobadas acerca de la ingenuidad del VIH proliferan entre los medios populares y científicos como la gripe de temporada. Pocas veces insisten los periodistas en contar con evidencia sólida de estas aseveraciones.

14] Existe amplia evidencia estadística y epidemiológica que enlaza la elevación en el abuso masivo de drogas en los finales de los 60 y 70 con la aparición súbita del SIDA. La apabullante mayoría de pacientes de SIDA con sarcoma de Kaposi, por ejemplo, han sido usuarios frecuentes de inhaladores de nitrato, o “poppers”. El caso de “Súper SIDA” que fue reportado recientemente en Nueva York resultó, después de un examen más cercano, tratarse de un individuo con un hábito extraordinariamente severo a las meta-anfetaminas.

15] Pocos hoy en día recuerdan las controversias acerca del escorbuto y la pelagra, las cuales, hasta el descubrimiento de la vitamina C y la niacina, fueron atribuidas por el establecimiento médico a misteriosos agentes infecciosos. A aquellos que señalaron, aun antes de que supieran la causa, que los cambios alimenticios curaban ambas dolencias, se les desacreditó por tener formaciones arcaicas.

16] Duesberg tampoco está solo en su disentimiento de la ortodoxia del SIDA. Más de 2,300 personas, mayormente científicos y doctores, incluyendo premios Nóbel en química y medicina, han firmado la petición de el Grupo Para el Replanteamiento Científico de la Hipótesis VIH-SIDA, la cual clama por una aproximación más independiente y escéptica a la pregunta de la causalidad del SIDA.

17] Aun así, el Instituto Nacional del Cáncer sigue rehusándose a financiarlo. Duesberg ha requisitado 5 propuestas de beca para estudiar la aneuploidia, y todas han sido rechazadas. Uno de los investigadores de mayor influencia en el país, Bert Vogelstein Clayton, Profesor de oncología y patología en la Universidad John Hopkins, ha escrito una carta insistiendo al NCI el que reconsidere. “Yo estoy de acuerdo con él en que la aneuploidia es una parte esencial del cáncer.”, Escribió Vogelstein. “El Dr. Duesberg continúa teniendo un impacto mayor en esta creciente área de investigación, a través de sus cuidadosas observaciones experimentales así como de sus bien pensadas revisiones y críticas realizadas en el tema. No hay duda alguna de que él es un líder mundial en este campo de investigación.”


“Yo estoy de acuerdo con él en que la aneuploidia es una parte esencial del cáncer.”, Escribió Vogelstein. “El Dr. Duesberg continúa teniendo un impacto mayor en esta creciente área de investigación, a través de sus cuidadosas observaciones experimentales así como de sus bien pensadas revisiones y críticas realizadas en el tema. No hay duda alguna de que él es un líder mundial en este campo de investigación.”


 

Fuente

Out Of Control. AIDS and the corruption of medical science 

CELIA FARBER /

Harper's Magazine 1st March 2006

Una parte substancial del artículo fue eliminada.
Para acceder a su totalidad en PDF utilizar el siguiente enlace:
http://www.immunity.org.uk/images/Harpers_Celia.pdf

Traducción: Ing. Alberto Loza
http://www.monarcasmexico.org/fuera_de_control.htm


[Sigue leyendo pág. 2]

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